viernes, 3 de junio de 2011

PORTAMI VIA

Viernes  3 de Junio del 2011




Una vez más; El cielo desde el cielo (¿Entrega final?)
Con la capacidad de soñar se haya implícita la de volar y viene con la de vivir la necesidad de aterrizar y esta se convierte en una responsabilidad, casi en un deber al no importar cuán alto seamos capaces de llegar en el mundo de los cúmulos, los estratos, los nimbos o incluso, si somos demasiado entregados a nuestras pasiones, al del los cirros. La facultad de idealizar el cielo y alcanzarlo llegando alto viene distribuida en dosis abundantes, generosas y gratuitas en el paquete combo que se nos dio con nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro futuro, y pericias personales de las que cada uno goza en particular medida, pero la posibilidad de llevar nuestros pies tan lejos como nuestra mente puede viajar no se incluyó nunca en el momento del alumbramiento, esa podríamos decir que se vende por separado y usualmente cuesta caro.
Uno de mis pasatiempos favoritos cuando no tengo nada más que hacer ni asuntos más apremiantes en que concentrar mis ideas, es el soñar despierto, lo suelo hacer a menudo cuando recorro distancias a pie y si no hay una preocupación que acallar, o un plan que trazar, me gusta perderme en el paisaje cualquiera que este sea, dejarme caer y tener mis debrayes, idealizar propósitos, deseos, virtudes y a veces incluso personas. Al dedicarle tiempo a este habito yo estoy cierto de estar manteniendo frescas algunas nociones preternaturales de esas que componen la moralidad y que me dicen a menudo que si el mundo es difícil, yo no tengo por qué serlo también.
El aterrizaje es entonces necesario y es lo que hace la diferencia entre el lunático que no logra conciliar mundos y se queda perdido con Dorothy y Alicia en un punto que solo aparece en un inusual mapa, al ladito de la tierra de Oz, no muy lejos del país de las maravillas. No se trata de residir en la Utopía ni de construir una ciudad del sol, A "Nunca jamás" no te acerques y si has estado ahí decídete a entregarte a lo demás, y si por ese lugar de la mancha debes cruzar, de Sancho no dejes de confiar. Se sueña porque los sueños son la potencia que reside en todo lo que aun no es, pero es solo aire intangible si no hay una fuerte tensión que tire del Axis que es por definición propio solo del tiempo verbal del presente y que se desperdicia fácilmente.
El Axis o la acción, es la que verdaderamente da sentido a una vereda y aunque esta se encuentre flanqueada por lo que antes provino de la mente, nunca se podrán comparar.
En mis conclusiones se postula como verdad que el soñador es y siempre será solamente una persona muy interesante, pero fanático a fin de cuentas, nunca cambiara de tema, nunca generara una verdadera opinión y será preso psicológico de sí mismo. El que al despertar decide mover los pies y caminar es el que llegara lejos, no siempre será una persona interesante, pero al menos será eficiente, prospera y mas posiblemente… feliz.
Todo esto viene a colación porque estoy relativamente cómodo en el asiento de un avión, pensando que solo en unas horas volveré a ver a personas que hace tiempo no he tenido frente a mí y ha venido a mi mente que muchos no entenderán que fue lo que hice durante un año y que tampoco entenderán porqué lo volvería a hacer. En su momento sacaran el tema y al primero le explicare con toda la paciencia del mundo, pero es un asunto basto en contenido así que no puedo asegurar que a los que le sigan les sea capaz de prodigar la misma calma.
Lo que hice fue poner en práctica precisamente mi capacidad de despertar y me sentí complacido al verla funcionar a la perfección y si Dios me sigue regalando “mañanas”, lo hare cotidianamente no sin antes dedicarle su tiempo a la fase previa a la vigilia en el ciclo dual que usualmente empalmamos con el rutinario amanecer y anochecer.
Llevo los últimos días viviendo un despertar, despidiéndome de una etapa que reconozco como poco proveedora de promesas de seguridad pero que no se si podre igualar jamás en cuanto a revelaciones de autoconocimiento y a experiencias de confrontación. Lo viví en una soledad que me dejo más de una vez hablando solo y orando mucho. Reafirme como ya he mencionado antes, que hay un proyecto que he elegido y me regodeo en la idea de solo pensar que me hará inmensamente feliz ejecutarlo en plenitud y con entrega total.
Tratare de explicar hoy finalmente uno de los términos de mayor relevancia en la realización del último gran capítulo de mi vida, uno que viene ligado estrechamente a soñar, no es más que una tortura si uno no sabe actuar y es sin duda también la puerta a lo que vendrá;  La Seducción.
Para que entiendas esta palabra del mismo modo en que yo lo hago necesitas antes que nada subir un peldaño en la escala simbólica del vocabulario. A partir de este punto le daremos a cada palabra un valor un poco superior al usual, esto es algo que quizá hayas hecho ya más de una vez al leerme para poder llevarme el paso, esta vez hago mención previa porque es imprescindible.
Nos alienta por costumbre el deseo, nos motiva comúnmente el anhelo y nos hace medir las fuerzas la posibilidad pero es la seducción la que nos moverá. Casi todo lo que hacemos (y en otro momento hemos de ver que tan indispensable es ese “casi”) se debe a un propósito de confort, las cosas que realizamos por deber hayan su motivo fundante en una consecuencia de la que son causa.
Nos dinamizamos en busca de los que consideramos elementos esenciales en nuestra odisea hacía la felicidad, incluso los detalles son parte de esa búsqueda y a esos detalles les llamaremos “capricho”. Son como al empacar, quizá no son lo más importante, pero sirven para llenar los huequitos y aprovechar todo el espacio. El problema viene cuando sobrevaloramos o devaluamos erróneamente y causamos un desequilibrio del que puede ser común desenlace el sobrepeso en la maleta, eso o llegar a un destino con menos cosas de las que necesitaremos… y a eso le llamaremos solamente “estar en un aprieto”.
Dejamos pues que elementos profundos como ideologías, logros, metas, moral, fe, etc. Amueblen el hogar interno, dejamos que sean los caprichos los que decoran el lugar pero eso puede ser poco serio y algo endeble si no nos vamos antes a la consideración de un aspecto crucial; el recinto en sí mismo.
Donde decidamos construir será decisivo para nuestra vida, los materiales de los que este hecha la vivienda sarán soporte y la sabia elección de la ubicación tendrá como consecuencia que disfrutemos del ambiente del que nos vamos rodeando. En otras palabras, mi vocación y la dedicación a la misma.
¡Voila!  ¿Quién soy y quién quiero ser? Esa es la base de la seducción, y cuando me entero, elaboro o percibo la existencia de algo que me invita a visualizar un futuro en el que soy lo que he decidido, lo tomo, me aferro y jamás lo suelto… hay tres cosas que pueden seducir a un humano si este se expone a ellas; Dios, el oficio, y aquella (aquel) con quien se pasa el resto de la vida.
Cuando me preguntes el siguiente paso en mi aventura, no lo hagas esperando encontrar sensatez en mis palabras porque el simple hecho de que tengamos concepciones diferentes del mundo hará que posiblemente no te complazcan y no busco complacerte. Pregúntamelo con un genuino y cariñoso interés, con curiosidad si prefieres y entonces tendremos una gran charla.
No busco que este episodio sea largo,  busco que tenga contenido y creo que he dicho lo que se tenía que decir, cualquier otra cosa que quieras saber de mi puedes preguntármela cuando quieras, tengo buenas anécdotas, un par de nuevos chistes y muchas ganas de darte un fuerte abrazo de esos que alguien alguna vez me dijo que solían extrañar de mi.
Nos vemos pronto, mas pronto de lo que aun puedo creerlo y aun así cuídate hasta entonces y únete a mi oración hecha vida, únete a mi búsqueda de santidad en lo mundano, de fortaleza en lo humano, de belleza en lo terreno y de prosperidad en lo futuro y clama fuertemente a mi lado “PORTAMI VIA”
Podemos atrevernos a ser Quijotes rotos
Y luchar quizá en campos inconcebibles y maravillosos
Podemos poner la fe en lo que es de verdad
Pero que al mundo se le hace fácil de lado dejar.
Monta al rocín y espoléalo fuerte
Busca un fiel Sancho y sele paciente
A Dulcinea estúdiala con calma
Y si aun a Aldonsa amas entrégale tu alma
Estate atento a la llegada de tus rivales
Y vence gigantes y hechiceros rufianes
Si eran solo molinos, pide perdón
Si el mago era un posadero, con más razón
Queden como amigos,  Retribuye lo dañado
Deja un buen recuerdo, siempre todo pagado
 Sonríele al caballero que llegara por ti
Quizá sea momento de finalmente partir.
Regresa a casa donde con amor te esperan
Pero no tires la armadura
…podrías volverla a necesitar

Desde un lugar de la Mancha...
Portami Via Z

jueves, 26 de mayo de 2011

LA PROGENIE DE ADÁN

Jueves 26 de Mayo del 2011




Trágica es la historia de aquella pareja que vivía dentro del cálido amor del Padre y que se vio privada de las gracias divinas que les rodeaban por haber transgredido el espacio que ellos llamaban hogar. Para muchos quizá el castigo fue peor que el crimen pero hoy por hoy ¿Qué es lo que vemos? Lo que se vive en cada rincón habitado por el hombre es un sinfín de delitos que agreden y destruyen esta tierra a la que fuimos confinados. Se roba lo que nos es negado, se envidia lo que nos es ajeno y se corrompe o destruye lo que nos es incomprensible. Hasta aprender a vivir en las normas de la caridad y el respeto al entorno y aprendamos que ya no hay mas manzanas de sabiduría que robar, viviremos así. La posesión de una nos enseño que así como se puede amar, también se puede maltratar y ahora lo hacemos como si fuera un deporte.

El hombre es desde entonces ciego a los dones y se complace en llorarles cuando estos se han ido, no se detiene a ver la belleza cuando esta invita a ser disfrutada, al contrario se viola, se corrompe o de denigra lo bello cuando se encuentra y queda reducido a menos que un recuerdo, se convierte en el nuevo trauma o en la nueva cicatriz del orbe.

La campaña en contra de la institución del reino del equilibrio se remonta a los principios de una especie y nos podría llevar a olvidar o a perder todo lo que hemos logrado generar cuando de entre nosotros ha nacido un ser capaz de sensibilizarse en la creación estética o simbólica a base de un oficio manual de piezas que perduran como iconos de épocas o de ideas.

A pesar de ser progenie de la misma ¿Te pareceré extremista si hablo de la naturaleza de nuestra especie como algo nefasto, cruel, impío, déspota, corrosivo, virulento y destructivo? ¿Me llamaras lunático o soñador sin piso si te digo que me entristece ver día con día el vandalismo espiritual y físico que nos rodea? O quizá te conformes con burlarte de mi necesidad de quedar ebrio por la vista y anonadado cuando descubro algo nuevo y hermoso, Despreciaras mi carencia de fuerza al contener un interno sufrimiento y llanto ante la brutalidad con la que arremetemos egoístamente en pos de lo que creemos desear solo para descubrir después que no nos satisface y buscamos algo nuevo que transformar en cenizas.

Cierto es que no somos así porque queramos, y cierto es que el corazón no es negro desde el fondo o al menos no es común que lo sea, la contaminación se contagia y crece y es más fácil dejarse infectar que luchar en contra de lo negativo y no todos tienen el coraje, el criterio y la conciencia necesarias para convertir cada acción y palabra en una vacuna. Por eso algunos hablamos de estos temas cuando esperamos que alguien nos escuche y es por eso que no considero una pérdida de tiempo comunicarte mis pensamientos y sentimientos, lo plasmo hoy de manera legible porque no puedo luchar yo solo contra el mundo, ni siquiera puedo luchar solo contra mí mismo en todas las ocasiones en las que debo batirme en duelo y derrotar mis impulsos más profundos.

Sé que cuando me veas débil me socorrerás y de ese modo te invito a que conozcas lo que estoy por decirte, lo que nace de mí conciencia a favor del mundo y quiero que hagas algo tú también, no sabría decirte ni por donde comenzar, es un hecho que el inicio estaría dentro de ti pero el cómo lo decidirás tu. Yo restauro lo que veo roto y por añadidura evidente procuro no romper nada y responsabilizarme de las grietas que he formado pero si sé que tu también luchas codo con codo a mi lado mis fuerzas se incrementaran enormemente y la tarea será más fácil ya sea porque nos auxiliamos mutuamente o porque al menos al pensar como yo, serás un agente menos contra el que romperme la cabeza.

Así pienso yo y frecuentemente llega a mi mente, solo para atormentarme, la visión del daño que hemos causado y es inevitable que me enoje y perciba la rabia hirviente que quema mi ser por dentro.

A pesar de que todos los días en las calles noto algo referente a las actitudes de las que te hablo, sentí la imperiosa necesidad de dedicar unos renglones a esto gracias a o por culpa de mi salida de este fin de semana en el que fui con el clan piscológico a la región del río Loira montados en Óptimus (el vehículo transformer genial que convierte en lo que le pidas). En el Loira está una ruta de castillos sencillamente fenomenal, variados en estilos, épocas y diseños gobiernan la orilla del rio y de sus vertientes con soberanía absoluta del paisaje. Estuvimos en la ciudad de Bloise que queda partida en dos por el caudal denominándose como la ciudad del norte y la del sur, Amboise donde tuvo su última residencia el brillante Leonardo, también ya adentrados en las verdemente pobladas orillas del  Loira visitamos el castillo arquitectónicamente excelso de Chambord que se hizo célebre por ser propiedad del rey Francisco I que no nos deja olvidarlo pues su “F” inicial esta en cada rincón multiplicada por millares haciéndome solo sentir un poco de pena por el artífice de tan repetido símbolo, y ojala fuera ese el más elaborado pero la salamandra que representaba a aquel rey se encuentra en igual número y esta además tiene un detalle exquisito en el acabado y encuentras cada uno de los reptiles de piedra en curiosas posiciones (obviamente porque hacerlos todos exactamente iguales a mano habría sido una proeza inalcanzable), unos escupen agua apagando el fuego del mal, otros engullen el fuego del bien alimentándose de él y a la vez atizándolo, todo esto girando en torno a la consigna personal del reinado en turno: Nutrisco et extinguo” (“alimento y apago”).

Otra de nuestras paradas fue el castillo de Chenonceau, antiguo hogar en orden de sucesión, de un sinfín de damas de toda clase, desde amantes favoritas de un rey hasta notables miembros de casas nobles de antaño y que como casi todos los recintos notables sufrió de remodelaciones, ampliaciones y parches con cada ocupante, todo fuera porque fuera verdaderamente del agrado de residente. En una de esas intervenciones de carácter albañilezco se agrego al castillo una enorme galería que tiene la gracia de reposar sobre el rio elevada con unos arcos dentro de cuyas columnas se encuentra la cocina. La vista que se obtiene del castillo desde uno de sus jardines (porque habitado por casi puras mujeres cada uno mando hacerse su propio jardín en los enormes terrenos) es el deseo de todo pintor y aunque ya no tenía batería en mi cámara desde hacia una media hora atrás, le di cargas de polaridad frotando mis palmas y dándole infusiones imaginarias de energía no encontrando como hacerle un RCP y asimismo con las manos juntas eleve una plegaria; Paz mundial, un taco pa esta noche y una última foto. Solo se me hizo valida la foto pero era en realidad la apremiante.

No me detendré en detalles como en la publicación anterior, este capítulo tendrá un carisma de otro estilo, ciertamente el viaje estuvo muy interesante históricamente y tome fotos como enajenado hasta que se me acabo la pila pero enfáticamente te digo y remarco que fueron los muros de Chambord los que no puedo sacar ahora de mi mente, y como escribo lo que pienso hablaremos de eso, o mejor dicho, con eso empezaremos porque es solo el punto de partida para toda la disertación.

Salía yo a una terraza que comunicaba dos alas del castillo en el segundo piso e iba genuinamente absorto en los muros exteriores y las escaleras que subían en caprichosas vueltas cuando vi algo que me pasmó y me hizo enfurecer y a la vez quedar horrorizado. En la pared de yeso a lo largo de todo el corredor había un sinfín de heridas en la piedra, tallones hechos con llaves, monedas, navajas o cualquier otro instrumento punzocortante. Había nombres escritos, frases en distintos idiomas, inclusive reconocí en hebreo tres nombres.

Ya minutos antes me había incomodado notar como la gente hacia caso omiso de las indicaciones y activaba los flashes de sus cámaras sin ser siquiera consientes del daño que ocasionaban a esas obras de las cuales muchas habían rebasado ya el medio milenio. No dudo que más de un visitante siendo peculiarmente ignorante o estúpido pensara que era molesto tener que activarle la función luminosa a la cámara cada que entraban a una habitación donde la luz era débil sin pensar que la obstrucción de la luz era intencional y que las habitaciones más oscuras eran las que más eran propensas al daño por su fotosensibilidad. Por dentro hacia una rabieta y ponía cara de puchero, no se diga si veía que tocaban los tapices del siglo XVI, algunos ya terriblemente dañados por el tiempo, humedad y la luz que les había sometido al brillo y esplendor por siglos y que hoy les hace lucir tristes mientras sobreviven en la oscuridad siendo presa de cretinos neandertales con tecnología y recursos para viajar.

Ahora bien, en el pasaje exterior donde vi el muro mancillado no pude sino acercarme y ver las heridas, puse mi mano en ellas sabiendo que nada ocurriría , sabiendo que era piedra y que mi contacto no le restauraba de ningún modo pero deseando que algo, no el edificio porque no siente ni sabe, no el tiempo pasado porque esa es una noción que inventamos nosotros, no el constructor que está muerto y o en la gloria de Dios donde ya una piedra no importa o en el infierno donde el vandalismo le ha de parecer algo insignificante como para ponerle atención comparado con lo que sea que este padeciendo, no, quizá algo en este mundo sentía dolor, quizá hay algo que es demasiado noble y manso como para levantarse contra nosotros pero demasiado poderoso y por eso inspira, siembra la semilla del ingenio y nos da el maravilloso don de crear… deseando que ese algo estuviera en paz un segundo si es que era posible. Quizá no es nada más que mi conciencia herida anhelante de no estar sola en un mundo indiferente, anhelante de ser militante de una red de motivación colectiva y no una rareza soñadora e insignificante ante la mole de la destrucción de nuestra raza.

¿Entiendes ahora un poco más acerca de lo que te decía al principio? ¿Tiene más sentido para ti ahora mi intención de estudiar todos los aspectos de la restauración del arte? ¿Y entiendes que podría estar del lado de la ecología o de la filantropía pero prefiero cuidar casi con ternura los vestigios de la cultura? Te hablé desde la primera publicación acerca de esto y no ha hecho más que cobrar sentido y reafirmarse y mis visitas al Louvre solo hacen que me sienta pequeño rodeado de todo lo que “ese algo” tiene que contarnos acerca de magnificas épocas donde la gente era apestosa y maloliente, pobre y enfermiza y donde la mortalidad de las ciudades era lo que hoy es aun juventud o madures no muy entrada pero épocas en las que el hombre era más feliz y más noble, mas amigo del entorno y menos adicto a su megalomanía, menos indiferente a lo que ocurría con todo lo demás.

Yo, intente lo que intente soy Adán, hijo de Adán y hermano de Adán y no soy diferente a quienes me han precedido y por eso quiero hacer algo, porque si el niño que vendrá de mi está condenado a ser como mi padre y mi abuelo y de ahí para arriba sin fin, entonces no hay nada que hacer, pero si consigo abrirle la puerta a un mundo donde él es el invitado y no el amo quizá haya esperanza.

Algo queda muy claro, la entropía es irremediable, o como lo entendí de haber leído a Isaac Asimov y su “última pregunta” solo las facultades de un Dios podrían encontrar el modo de revertirla, pero el hombre no hace más que acelerarla.

Por nuestra avaricia perdimos el Edén donde el desgaste y la muerte no tenían acceso y no hablo de un reino de los cielos donde el creador se paseaba disfrutando del aroma de las flores y del amor que sentía por sus criaturas, hablo de la condición, del estado donde la pena era desconocida hasta que el hombre se percató de que con su inteligencia podía más que sobrevivir, el hombre descubrió su capacidad de sobresalir y un día comenzó a confundirse y creyó que dominar y someter eran sinónimos y lo que no está a su disposición queda apartado si bien le va, reducido en general o destruido si su exposición al hombre es prolongada.

 Sin embargo había un consuelo para el nuevo orden mundial que estábamos creando una vez que se dejaron atrás los modos de producción tribales y comunitarios, teníamos un mundo nuevo con fragancias y colores que disfrutar, vegetación de frutos sabrosos que degustar e incluso una fauna que se ofrecía a nosotros con sus sabrosas carnes jugosas y teníamos la brisa, el amanecer, los campos, el mundo entero con sus escenarios de ensueño y aunque suena ahora increíble; inteligencia para gozar de todo. A cambio del edén una cornucopia, copia del jardín del paraíso.

Me queda una semana antes de regresar de mi exilio y más que nunca creo que mis ideales de honor, belleza, amor, arte, sueños, futuros prometedores y amistades eternas, lealtad, valores espirituales y fe son necesarios para mi vida y me siento más obligado que nunca a triunfar y a luchar porque puedo hacer algo sino para mi, si para los que vendrán detrás… y si no puedo prepararles el camino, al menos podre enseñarles a respetarlo, a respetarse y a pasar el dato a quienes les sigan a ellos.

No soy un bohemio idealista, ni soy un poeta de amores, ni desarrollo el arte de ninguna manera memorable, pero si tengo en mis manos y en mi corazón lo suficiente para creer y soy de una especia muy rara que cree que mas que ejecutar un oficio, vale salvar el testimonio que en un futuro nos podría ser muy necesario para salvar un porvenir. Que la definición de belleza no se olvide y que el concepto de historia no se pierda porque solo estos dos entes saben en realidad lo que es la inocencia y de esa ya no tenemos mucha.

Debo irme, vienen días emocionalmente fuertes porque es hora de despedirme de París, es hora de el siguiente salto y la siguiente aventura, es hora de continuar y es hora de que las piezas del tablero se muevan de nuevo, queda prohibido recostar al rey. 
Cuídate mucho, reza por mí, ahorra para invitarme algo de comer a mi regreso y hagas lo que hagas llega lejos… y si es divertido, Portami via (llévame lejos/ Llévame contigo).

Desde París.
Portami Via

martes, 17 de mayo de 2011

TRATADO PISCOLÓGICO DE BRETÓN

Martes 17 de Mayo del 2011 (Parte I).

PISCOLOGÍA.

Para todos aquellos que gustan de comportarse como muppets de Plaza Sésamo,  la piscología debe ser fácilmente entendida pues va de la mano e incluso se le puede ver como una rama de estudio más exigente y delicada pero dentro de los parámetros del fenómeno Muppet.
Muppetear es una sana costumbre dogmatica de la gente libre pero pocas veces adoptada pues se ve asfixiada frecuentemente  por el concepto social de la palabra “ridículo”. Si cuando tienes ganas de cantar cantas, si cuando tienes ganas de bailar bailas, si cuando tú vena artística te invita a disfrutar del momento del modo que sea. Entonces eres un Muppet <muppetur ergo sum> (Muppeteo luego existo).
La piscología es de la corriente del verbo post vivencial y se centra en la postulación de realidades sociales o de experiencias personales o de la búsqueda de definiciones poéticas o de cualquier otra cosa… en otras palabras el piscólogo dedica largos ratos a compartir ideas con el homologo, o en otros términos, se trata de hablar y hablar; se vive, se disfruta y luego se comparte… y siempre se disfruta de nuevo.
En este campo no se es afecto a romperse la cabeza con lo inútil. Inclusive lo bueno puede ser considerado inútil si es innecesario de modo que los tratados piscológicos son acerca de lo que es como debe ser o de lo que no es aunque debería o como se dijo antes, acerca de cualquier otra cosa y la herramienta más utilizada para la piscología es evidentemente el “Pisco*” bebida alcohólica oriunda de Sudamérica y de la región de Chile y es con esta con la que se pueden llegar a grandes verdades o si no, al menos generar buenas tertulias.
*También, como lo aprendí en este viaje, se puede hacer Piscología con Vino tinto, con Sidra, o con lo que haya a la mano.
** Atención, tener la bebida alcohólica de ningún modo significa que la piscología es habito de bebedores y borrachos, al contrario, se considera de mal gusto pasar del nivel “flamas 2”o pasarse de alegre. El licor en compañía de buena música pone el ambiente y nada mas… los menores de edad pueden practicar la piscología con cidral Mundet si lo prefieren

Martes 17 de Mayo del 2011 (Parte II)
PRELUDIO PISCOLÓGICO
Casi dos semanas han pasado desde que me senté por última vez a escribir para ti. Cosas ajenas a la naturaleza de mi viaje acontecieron en estos días y vale la pena hacer mención de ellas pues el silencio de estas crónicas fue largo y no habría perdón en pasarlas por alto.
Me refiero por supuesto (redoble por favor) al día de la madre que fue hace una semana exactamente y al día del maestro que se celebró hace tan solo un par de días y ambas fechas son importantísimas en igual medida pues mi progenitora amadísima (que seguro está leyendo esto) es, por obviedad, “Madre” y también maestra así que salió festejada por duplicado aunque conociéndola, seguro el descanso y/o el festejo no fue tan reparador ni de proporciones tales como las que ella merece. 
¡Felicidades Mamá¡ no te olvido, no paso por alto cada segundo de valiosas enseñanzas que dejaste en mi en todos esos años y si alguna vez lo hice, no hecho ya jamás en saco roto lo que con esmero trataste de inculcar y sí te puedo asegurar que lo que alguna vez por rebeldía juvenil quizá se coló por un ingrato orificio, ha sido recuperado y el saco quedó remendado.
Para mis abuelitas un enorme abrazo. Es necesario que se les recuerde porque ser mamá no es poca cosa y de todas las cualidades admirables y respetables del género femenino, es quizá la maternidad la más pura y preciosa de todas. En general las mamas de mi familia estuvieron en mi mente y en mis oraciones ese día y en serio espero que se hayan sentido amadas inmensamente todo el año y reconocidas particularmente ese día
Para mi madrina toca una mención también; Mamamariana a la que el día diez de mayo del año pasado le prepare un suculento desayuno o al menos lo intenté, gesto que este año no se pudo repetir. Tanto me ha dado y no tanto ha recibido de mí aunque mi gratitud y cariño por supuesto no están en tela de juicio. Ojala que hayan sido consentidas y quedan ya advertidas de que a mi regreso les toca uno de mis abrazos descacahuesos patentados.
Otro acontecimiento de mucha menor relevancia pero que vale la pena mencionar es el cierre temporal del café Saint Regis de Saint Louis en Ile, lugar concurrido por mí y que por remodelaciones atrancó sus puertas y no las abrirá sino hasta dentro de tres meses, lo que significa “no más internet en la esquina”. Por el momento solo hay polvo, cascajo, ladrillos por doquier, tablas rotas y astilladas porque el grupo de obreros que comenzó la desmantelación lo hizo al más puro estilo “Max Power” y en el interior del local ya no hay ni un remoto indicio de lo que una vez fue.
Queda en mi el deseo de un día regresar a París y volverme a sentar a tomarme un café de Saint Regis mientras veo a la catedral de Notre Dame desaparecer y perderse en la oscuridad de la noche conforme el sol es derrotado por la déspota luna soberana de los sueños.
Al joven Gerente, Erick, quien sabe si lo vuelva a ver, me despedí de él el jueves en la noche después de haber vuelto de Fontainbleu  y aunque las funciones del café  no cesaron sino hasta el domingo, yo sabía que no podría verle de nuevo pues otro viaje estaba en puerta, viaje que es el tema central de esta publicación, tema que en su momento será abordado sin piedad pero antes hay que hacerla aun un poco de emoción.
Adelantándome al relato y mencionando otra eventualidad, el sábado catorce del presente mes fue la noche de museos y todos los museos del país abrieron sus puertas hasta tarde para recibir al populo de forma gratuita, sin duda un suceso que no debería dejarse pasar y sin embargo no fui a ningún museo esa noche y eso está ligado completamente al hecho de que me había hecho participe de algo más grande.
Seguramente ya debería comenzar a platicarte un poco de este viaje y dejar de dar más vueltas pero falta aun algo antes de entrar de lleno al viaje.
 
Mencionare brevemente una salida que tuve con Bernard el día domingo de la semana pasada. Fuimos a la campaña francesa no muy lejos de Versalles a una isla que surge en el rio Sena y que por su aire tranquilo y fresco se ha poblado de casas de veraneo y de fin de semana, verdaderamente estaba increíble la casita de la isla, sencilla, con el jardín que terminaba en la orilla del rio.
La casa era de un amigo de Bernard que insistió en que yo fuera invitado, cosa que hay que agradecer enormemente. En total fuimos 8 los asistentes y la tarde corrió amena y divertida con un poco de botaneo y precopeo seguido de una exquisita barbacoa y con un buen vino, algo de conversación de sobremesa y luego algo de distracción con un juego de mesa cuyo nombre no recuerdo pero era de tarjetas con imágenes y asociaciones de ideas, en fin, con más calma te lo podría explicar luego si me recuerdas hacerlo.
La semana siguiente corrió rápida y sin mayores cosas que contar, paseos por la calles como de costumbre, ayudé a Bernard a descargar un programa de música a su computadora, el miércoles hubo una visita al Louvre también con Lucrecia y básicamente ahí terminó la semana pues al día siguiente yo ya estaba rumbo a mas trotes por Franca.
Y por fin llega el momento de comenzar a hablar de mi última aventura solo quedando pendiente que te presente antes a Frederick y a Mousse.

Martes 17 de Mayo del 2011 (Parte III).
FREDERICK Y MOUSSE, , MAESTROS PISCÓLOGOS

Los Segovia Quinson son una pareja que lleva más de treinta años viviendo en Francia. Berta es originaria de Chile y es llamada “Mousse” de cariño por Frederick que es de nacionalidad francesa. Juntos hacen un dueto sin igual, enamorados uno del otro hasta la frontera de la realidad con la fantasía, viajeros de corazón, activistas y políticos de conversación (y Frederick un tanto de profesión) y piscólogos por naturaleza. Ellos hospedan a Lucrecia, la amiga de mi hermana con la que he compartido ya algo de tiempo aquí en Francia y que me invitó a salir este fin de semana con ellos, fin de semana que comenzó desde el jueves.
Temprano estaba yo llegando a casa de Frederick, no nos tomó mucho tiempo alistar todo lo necesario para salir Frederick, Lucrecia y yo con rumbo al sur en dirección de Barbizón, un pequeño pueblo que en el siglo XIX se pobló de artistas de todo tipo siendo en su mayoría pintores de la corriente naciente del impresionismo. El pueblo tiene todo el aspecto de la campaña francesa con un tono del inmortal siglo XVIII.

 Por las calles uno va caminando encontrando por todas partes cuadros en las paredes en las calles y en las rejas con pequeños letreros que enuncian “Aquí vivió Fulanito de Tal del año queseyo al nosecual”. Los pintores de Barbizón dieron una fama perpetua al pueblo que ahora tiene un matiz artístico e inclusive fue por petición de estos que el bosque se convirtió en reserva natural, supongo que les gustaba para pintar sus paisajes.
Frederick nos habló entonces del nacimiento del impresionismo muy a su modo y con esto me refiero a que su estilo para hablar el español es muy característico y con un notable acento chileno. Nos explicó entonces que el impresionismo fue una corriente que rompió esquemas y que hizo que los pintores de la vieja escuela que pasaba de moda no entendieran porqué si hasta entonces (en palabras de Frederick) se dibujaban castillos, reyes, mujeres en pelotas, gobernantes en la guerra y más mujeres en pelotas, ahora se caía y se recurría a lo simple. Era inconcebible que los nuevos pintores se fijaran en la piedra, en el árbol, en la campesina que recoge el grano, ¿Cómo en una campesina? ¿Qué les pasa? ¿Qué gracia hay en una piedra? ¿Están Pen…tontos?

Verdaderamente fue educativa la parada en Barbizón pero sería solo la introducción a la siguiente parada; Fontainbleu.
La pequeña ciudad de Fontainbleu alberga al castillo del mismo nombre y que es un recinto gigantesco con hermosos jardines y fuentes y que a pesar de tener alrededor de quinientos años de edad es famoso en realidad por haber sido casa de Napoleón Bonaparte y el lugar donde se le rinde la despedida antes de su exilio. Toda la tarde se nos fue en recorrer los jardines del castillo, el interior es solo un cascaron vacio con algunos muebles pero lo verdaderamente impresionante está en las fachadas y afuera en los jardines con sus cientos de estatuas e imágenes neoclasicas. Los diversos habitantes de la casa hicieron modificaciones y ampliaciones de modo que el lugar cambia de estilos a capricho y de vez en cuando aparece en un tejado o en una columna o en una reja una inicial, por todo un corredor aparecían las “H” de Henry IV y en varios tejados la “F” de Francisco I, así es fácil saber que parte del castillo fue construida por cada uno.
Frederick conoció a fondo la ciudad de Fontainbleu en su juventud, ahí creció y ahí nació su gusto por el rock naciente, la corriente de los Beatles, los Rolling Stones, The Animals y todos los colaboradores del género. Nos mostró el auditorio donde se reunían los jóvenes a escuchar los discos entonces nuevos y donde se producía el cambio y la gente dejaba de vestirse de traje y sombrero dando paso a la nueva generación, al cabello largo y a la chamarras de cuero.
No era tarde cuando regresamos a la ciudad de París y fue por eso que me dio tiempo de correr a despedirme de Erick al Saint Regis sabiendo que el viernes comenzaría una aventura mejor, el trote medieval por tierras celtas.


El sábado salimos como a las tres de la tarde de París y esta vez venia la pandilla completa; Mousse, Frederick, Lucrecia y yo. Montados en una van que me recordó enormemente a la belleza que yo conducía por la calles de Israel pues era del mismo modelo pero con la diferencia del color y de que la “Malena” (camioneta que yo manejaba) de transformer no tenía nada y la de Frederick no podía serlo más o seria el mismísimo Optimus Prime (personaje de ficción que es un Tráiler que se convierte en un robot espacial gigante).
¿Qué quieres? ¿Baño? ¿Cocina? ¿Alcoba? ¿Salón de té? ¿Laboratorio Piscológico? Todo estaba ahí adentro así que la aventura comenzó mientras comandábamos al fenómeno mecánico motorizado rumbo al Mont Saint Michel.
Al llegar descubrí un fenómeno de la naturaleza que me pareció tan curioso como increíble y maravilloso; el mar envolvía al monte en ciertos momentos del día y luego le abandonaba replegándose hasta que apenas se le veía en la distancia para regresar al día siguiente y convertir al monte en isla día tras día una y otra vez, así nos lo explicó Frederick cuando enuncio: “desde la abadía de Mont Saint Michel tu puedes ver el mar que viene, que se va… o que no está”, no sé que opinen, en lo que a mí respecta eso pasará a la inmortalidad.



Recorrimos la ciudad cuando el sol ya se iba despidiendo y tuvimos quizá todavía hora y media o dos horas de luz aunque nuestro recorrido culminó con la oscuridad de la noche que le daba a la isla un aspecto aun superior en majestuosidad y encanto, las calles de corte completamente medieval y sus capillas, el cementerio lleno de flores, las torretas y la enorme muralla que en momentos de crecida protege a la villa del mar y que en cualquier otro momento la protege de todo lo demás.
Encontré una estatua de la doncella de Orleans de quien ya había hablado antes, la Dulce Juana de Arco, aunque “dulce” es un adjetivo que le otorgo mas por condescendencia porque el contexto me dice que muy posiblemente la chica salió más cabrona que bonita.
Imaginar que quizá en algún momento ella pudo haber caminado por esas calles tan viejas como ella, quizá incluso más.
Mont Saint Michel me regaló imágenes que se acomodaron en el buro de las preferidas de todo este viaje que comenzó hace varios meses con su muralla que frena al océano al más puro estilo “Castillo del príncipe Erick” de la sirenita de Disney y que en otras ocasiones hacía que el monte pareciera recién salido de la arena carente de agua que le rodea cuando el mar decide no estar.
Recorrimos en la noche un tramo no muy largo, unos veinte kilómetros para llegar a un lugar donde fuera viable detenernos a dormir acercándonos a nuestro siguiente destino y Optimus Prime se transformo en la alcoba para dormir, la idea original era que Lucrecia y yo durmiéramos afuera en la casa de campaña que habían llevado pero ella prefería dormir adentro pues hay lugar para cuatro de modo que cabía sin problemas y a mí que la idea de la tienda de campaña no hizo sino fascinarme, no me incomodo en absoluto quedarme afuera… se me hizo más propio de mi.

A la mañana siguiente en lo que Optimus se convertía en cocina y preparaban el desayuno, Lucrecia y yo nos fuimos caminando a una vieja capilla dedicada a Santa Ana y recorrimos una vereda que avanzaba no muy lejos de lo que horas antes había sido mar y que ahora solo era arena. A la distancia como una pequeña mancha lejana se alcanzaba a apreciar la silueta grisácea y diminuta de Mont Saint Michel que se erguía sobre las aguas que en ese momento seguramente le abandonaban también. Después de caminar un rato disfrutando del paisaje regresamos a tomar los sagrados alimentos para después continuar nuestro camino esta vez en dirección de Saint Malo; una ciudad completamente amurallada y fortificada que nunca pudo ser tomada por la fuerza naval de la gran Bretaña ni por los corsarios que solían pasar por ahí.
Empezamos el recorrido con una parada en la costa y vagamos por los acantilados y los arrecifes un par de horas, subimos al carro de nuevo y de vez en vez nos deteníamos a capturar en fotografía algún molino o una iglesia gótica de algún pueblo que quedaba de camino. El acercamiento final fue a pie, a una villa antes de Saint Malo pues acercarse bordeando la costa es un espectáculo único y teníamos que aprovecharlo. Dentro del mar había isletas, cada una con una fortaleza de defensa bien armada que en tiempos antiguos habían servido para desbaratar las fuerzas enemigas antes de que llegaran cerca del puerto.
La muralla fortificada es un buen escenario si se quiere apreciar el mar de la Mancha y aunque  Mont Saint Michel ya no era visible desde hacía un par de paradas, no podía sacarme de la cabeza la imagen de la abadía de la roca y el arcángel dorado que coronaba la aguja central del complejo elevado.

Saint Malo resulto ser igual de impresionante en cuando a su magia y complejidad histórica pero lo que realmente resulto de provecho fue la hora de la comida en la que consumimos los mejillones que son tan característicos de la zona acompañados de una buena sidra de la región. Nunca antes había comido mejillones y seguramente en cualquier otra circunstancia les habría huido, no esta vez, no cuando se me ofrece en bandeja de plata… o de peltre para ser específicos.
 

Eso con la buena charla y el ambiente ameno fue una de las primeras lecciones de Piscología que recibiría. Cabe mencionar que era Sábado catorce de mayo, lo cual significaba que cumplía yo diez meses de haber dejado la patria que me vio nacer y como lo comente el mes pasado, es una fecha que procuro no pasar de largo y esta ocasión en particular diría que fui consentido por las circunstancias.
El fenómeno marítimo se repitió  de igual modo en Saint Malo y cuando dejamos la ciudad nos detuvimos no muy lejos a ver como la arena quedaba desnuda y el sol la bronceaba mientras se ocultaba. Un poco de té mientras admirábamos el final del día y luego un par de copitas de pisco para calentarnos pues el aire corría helado fuera del vehículo y aunque estábamos resguardados no sobraba y menos cuando los tratados psicológicos no se hacían esperar y la charla se volvía animosa.
Finalizada la sesión continuamos rumbo a un lugar donde detenernos a descansar… atardeció y amaneció; día domingo.
Al amanecer Salí a ver el mar, incluso con ganas de meterme, pero el ingrato estaba gélido como el corazón de mi última novia así que meterme hasta las pantorrillas me pareció suficiente mala idea como para seguir adelante. Regrese al carro solo para ser despachado a la playa una vez más pues mientras el desayuno estaba listo debíamos vagar y debrayar… cosa que no se me dificulta ni tantito.
Caminé con Lucrecia por la playa y por las rocas y empecé a pensar que era la oportunidad perfecta para comenzar a despedirme de Francia pues seguramente antes de que me de cuenta, mi tiempo aquí habrá concluido y habré de regresar a México.

Todo el domingo lo gastamos en la ciudad de Dinan que igual que los lugares anteriores es una joya francesa del tiempo del oscurantismo y que pertenece también a la Bretaña francesa, o lo que es lo mismo, tiene sus raíces en los antiguos celtas que habitaban la zona desde tiempos que preceden por mucho al mismo Jesucristo. 
Dinan y sus callejas de piedra, sus casas de troncos cruzados, maderos torcidos y verticales chuecas, torres elevadas e iglesias góticas. Tuve entonces un desliz por la historia y evoque todos los sitios arqueológicos, todas las ruinas, todas las ciudades que había visitado y me di cuenta de que poco a poco he podido atestiguar los vestigios de las diferentes edades y etapas de la historia y las contemplé en su magnífica grandeza y belleza con las ligas que unen un periodo con otro, un estilo al que le sigue y una corriente del pensamiento unida siempre a la que le precedió.
Todo tuvo sentido, casi sentía que mi propia existencia cobraba otro tipo de significado como resultado de muchos devenires acumulados y que fueron causa y efecto de lo que es el mundo de hoy.
Pero llegó la hora de la comida y mis problemas piscológicos quedaron de lado pues íbamos a comer crepas al estilo bretón, comenzando con dos crepas saladas y terminando con dos crepas dulces, crepas de harina oscura y de harina clara y con un variedad basta de ingredientes que hacían que cualquier cosa que se traía en la cabeza se borrara o se pusiera en la mesa para conversarlo entre todos (y piscoanalizarlo).
Voy cerrando este relato porque aquí ya son casi las tres de la mañana y mi cabeza no me da para mucho mas, pero si no lo escribía pronto las ideas que había concretizado o los recuerdos podrían irse diluyendo.
Con esta aventura di un gran paso en la meta inicial de este viaje que era abrazar la cultura humana y comprenderla, tanto como mis capacidades intelectuales me lo permitan, satisfecho una vez más, superadas las expectativas con los resultados y  enamorado en embriagadora medida de la cualidad histórica del hombre y de su arte.
Falta menos para el regreso a casa y para que nos volvamos a ver, mientras has lo de siempre, ora por mí, no te portes muy mal y guárdame algo de comer.
Desde París.

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