viernes, 29 de abril de 2011

DÍAS GRICES DEL MATIZ EXACTO

Viernes 29 de Abril del 2011
Un clima pintado de gris ha tomado posesión de los cielos que irremediablemente se han tornado fríos y un tanto nostálgicos aquí en París. No puedo decir que me desagrade, de hecho si he de ser claro te diré que de todos los humores que puede adoptar un cielo, este para mi es el mejor y si le sumas una leve llovizna como la que se ha dejado sentir, se vuelve sencillamente insuperable.
Caminar con una buena… dos buenas chamarras (y un sueter) y el cuello bien cubierto, dejando que el viento revuelva mi cabello, una sensación que tiene gran influencia, aunque esto suene infantil, en el hecho de habérmelo dejado crecer. Mis manos en los bolsillos de aquella chamarra de piel que cargo a todas partes conmigo y mi mirada distraída sin decidir en qué lugar posarse pues todos son igual de encantadores. Así es como deambulo en estos días fríos en que se ha revelado a mí de un modo distinto la ciudad luz, como si solo hubiera cambiado de atuendo, se hubiera puesto un vestido más vaporoso y a mi gusto sensual, me coquetea y me invita a recorrerle con nuevo entusiasmo.
Caminar se ha vuelto mi entretención preferida, puedo vagar horas y horas por la ciudad sin una meta clara o sin un destino fijo, solo caminar, meterme a las callejuelas que van apareciendo, seguir cúpulas o torres que veo asomarse por arriba de los edificios aunque no siempre logro cazarlas y termino preguntándome en qué momento vire… o en qué momento no vire y me salí del curso que me hubiera llevado hasta ellas.
Uno puede deambular sin sentido alguno y ni necesidad hay de tener un tan siempre solícito “iPod” porque aquí las calles son musicales, siempre hay un acordeón sonando o un trió de cuarentones interpretando un blues, o en el caso particular del puente que conecta la Ile de la Cité con la Place de Gréve; Una gaita. Incluso si yo fuera un parisino transeúnte o uno de esos turistas que se han topado conmigo cuando me ha nacido el impulso de ocupar uno de estos lugares de los que hablaba, podría incluir a la lista un latino de cabellos largos y guitarra negra.
Cuando  voy caminando por las calles puedo ponerle atención a tantas cosas y a ninguna al mismo tiempo y cuando de vez en vez me encuentro en la plaza de la Bastilla frente a la columna de Julio o llego sin darme cuenta a Les Innvalides me encanta detenerme con el tiempo y la calma que quien se topa con aquellos monumentos por primera vez. Así lo hacía en México, así lo hice en Israel y así lo hago aquí, no hay monumento o lugar en general al que no se le pueda descubrir algo nuevo aunque se le visiten un sinfín de ocasiones. Incluso el arco del triunfo del que debo confiarte a modo de pública y escandalosa confidencia que no me gustó. Demasiados carros pasan a su alrededor sin pausa, demasiados locales modernos, McDonald’s, cines y boutiques de moda. Todo aquello que solo podría considerar contaminante visual y que me hace perder, zambullido entre tanto bullicio de vendedores, motores y calles de cristal al pobre monumento que no tiene la culpa. Sin embargo aun sabiendo yo que no se ve de ningún modo afectada la naturaleza del arco por la intervención de la modernidad y aunque soy perfectamente capaz de extraer a Wally del apretujado conjunto y encontrarlo en cada página y rescatarlo una y otra vez. No lo hago, simplemente no me ha gustado la rotonda que da fin a los campos elíseos  y de eso tengo todo el derecho. Le doy una ojeada, a veces le concedo una revisada desde el interior pero me marcho pronto y sin mayor retraso porque no alcanza a despertar mi interés.
En contraste puedo pasarme todo un día sentado frente a la catedral de Notre Dame y revisar gárgola por gárgola, santo por santo, vitral por vitral, por dentro, por fuera, de arriba abajo. El color de la piedra me fascina, a las dos torres las encuentro fantásticas, la celebración de la misa polifónica es sencillamente y fenomenal y que decir tan solo del brígio recital de órgano que tiene lugar periódicamente y que le pone a uno los pelos de punta.  Todos los visitantes salen impresionados de una u otra manera y no hay nada que se compare a la experiencia que tuve el otro día en que me encontraba estudiando la fachada delantera con su número infinito de adornos, imágenes y grecas., de repente y sin un aviso previo un humanito de no más de cinco años de edad sale disparado frente a mí en busca de su madre y replica – ¡Aaaay!,¡Mamá, ese está cargando su cabeza!- En efecto, uno de los santos que flanquean la puerta, de las tres frontales la izquierda, tiene la cabeza colocada en sus manos a la altura de la cintura. En cuanto eso sucedió alce la vista en busca de la imagen de nuestra santa madre y en silencio o en un susurro, ese detalle no lo recuerdo con precisión, le agradecí que el niño hablara español pues seguramente no me hubiera dado tanta risa si hubiera sido en cualquier otro idioma, cabe incluso la posibilidad de que no lo hubiera podido entender así que benditos sean los pueblos de habla hispana y consolado sea el pobre niño que encontró shockeante el hecho de que hubiera cabezas cercenadas entre los miembros de la corte celestial.
El mundo sigue girando mientras yo paseo y me delito de las mas exquisitas rapsodias arquitectónicas que tienen lugar siempre que se mezcla lo actual con lo pasado y este lugar tiene un estilo marcadísimo que sabe a un dieciochesco siglo XX, negado a perder el tono monárquico decadente y revolucionario naciente  que le dio el apelativo de ciudad luz gracias a los ilustrados… y porqué no, también pensar que tuvo que ver el destello de la hoja de la guillotina al caer inclemente e imparable como María Antonieta lo descubrió cuando se le recetó y que resolvió sin lugar a dudas aquella caspa que le aquejaba y que no le volvió a molestar jamás.
Según platicaba y entre líneas leía de acontecimientos recientes, el Príncipe “Memo” de Inglaterra como lo llamó mi hermana celebraría su boda hoy mismo y de eso yo ni enterado estaba, solo había visto en las calles sus dientes en la portada de una revista que en letras grandes anunciaba “Un Amor a la Inglesa” o alguna estupidez por el estilo y no es que su dentadura fuera el tema del artículo, sino que no puedo pensar en otra cosa cuando veo su rostro y eso que estaba acompañado en la imagen, de una dama nada despreciable… ¡pero es que sus dientes son enormes!
En fin, me he aislado, de no ser porque mi reloj de pulsera tiene contador de días varias veces no sabría que día es. Es mas, tener el contador de días de ningún modo garantiza que sepa que día es ahora que lo pienso con calma, Mi referencia más elocuente es la sinfonía que esté cantando mi estomago según la última vez que ingerí alimento. No me apura demasiado, algo siempre surge, Dios siempre provee y la gente buena siempre se deja ver y realmente no me aflige ni angustia demasiado la comida pues o algo aparecerá o llegaré a México a desquitarme pero la entrada de dinero es indispensable, ya ha pasado todo un mes menos dos días y no he entrado al Sacro templo inmaculado del Louvre, perdón por la devota expresión pero es que no encuentro en el mundo un lugar que considero más digno de ser visitado y citando a Lestat de puño de Anne Rice; “Los reinos se alzan y caen, que no se quemen los cuadros del Louvre… eso es lo importante”.
Ese es mi pendiente y el rompecabezas que creo que aun tengo tiempo de resolver, lo demás es lo de menos. Te dejo, pues mi intención es terminar de escribir hoy o nunca lo leerás, cuídate y ora por mí. Un buen humor me animaba hoy mientras escribía y espero que eso te haya ayudado a disfrutar la lectura, nos vemos la próxima vez que nos veamos o en su defecto me encontraras en mis líneas cada que me busques en ellas.

Desde París

Portami Via 

lunes, 25 de abril de 2011

EN LA BIBLIOTECA POMPIDOU

Lunes 25 de Abril del 2011

Motivado por aquel deleite que me produce el espectáculo de edificios históricos  en su perfección arquitectónica y en su pasado remoto que a veces no lo es tanto, me encuentro inmerso en textos de historia y artículos viejos en la biblioteca de información pública del centro cultural Pompidou.  Fascinante es como el análisis de sucesos acontecidos hace tiempo nos lleva de un nudo a otro de la cuerda lineal del tiempo ramificándose a veces de un modo mareante y embriagante a veces transformando en algo verdaderamente difícil el decidir por cual vertiente de este delta  nos dejaremos llevar.
Con mencionar que empecé con una mera curiosidad respecto a la ideología plasmada en las obras y publicaciones de Voltaire de quien solo recordaba una frase que se le achaca; “Puedo no estar de acuerdo con lo que dices pero daré mi vida por el derecho que tienes de decirlo”. Así comencé únicamente estudiándole y esto me llevo irremediablemente a la Revolución Francesa, de ahí me desvié rumbo a la place de Gréve donde está el ayuntamiento conocido como “Hotel de Ville” y donde se cometieron miles de ejecuciones públicas durante la época de la revolución. Así seguí navegando rumbo a la guillotina, sus creadores y sus usos y cruzando solo una puerta y dando un click estaba ya revisando el caso jurídico de la pérfida Lavoisin; mujer de la época del rey sol que hizo un sinfín de atrocidades para la corte y gente rica, elaborando pociones, venenos y colaborando en la celebración de misas negras, muere finalmente ejecutada pero no en la guillotina que no era aun popular, sino a manos de La Chambre Ardente que juzgaba, condenaba y ejecutaba a brujas, blasfemos y sacrílegos y por el nombre dejaré que adivinen cual era su método predilecto para la purga de los pecados… en efecto, nada más y nada menos que la piadosa purificación del fuego y del dolor.
Pero después de este desliz me regrese a los escenarios dieciochescos de las revueltas francesas y me sumergí en el boulevard du Temple, lugar de ferias y teatros populares que si bien no eran clandestinos si eran considerados lugar de perdición y pecado siendo la mayoría de los actores unos excomulgados sin derecho a sepultura en un lugar santo, sin embargo no era la condición del boulevard sino de la profesión histriónica que provenía del diablo y de Dionisio. Y una vez más Salí del cauce principal para asistir al funeral de Moliere a quien se le negó la sepultura cristiana por su trayectoria teatral aunque fueron suyas muchas de las que después aparecerían en la corta lista de obras que estarían permitidas para ser representadas por la  Comedie Française. De este debraye salió el impulso para dar un salto hasta el Moulin Rouge con sus seductoras bailarinas de Cancán.
Uno tras otro tema me fui yendo más adentro de la ciénaga histórica donde cada árbol es un relato mas y cada rama un dato curioso y de liana en liana te puedes ir al árbol que sigue habiendo unos formidablemente frondosos. Terminé de estudiar la Revolución para alzar la vista pues no hay de otra si uno quiere contemplar al imponente Napoleón Bonaparte (por supuesto el comentario es alusivo a su trayectoria y no a su estatura).
Entonces me dio curiosidad saber que había en el subsuelo y en los cimientos, no quería seguir avanzando, quería conocer las raíces y me fui no muy atrás, solamente a la edad media, nada más. 
Seguí a la joven Santa Juana De Arco y sin que hubiera gran conexión entre ellos terminé con Víctor Hugo, sus miserables y Quasimodo en la majestuosa Notre Dame que es no muy anterior a Juana y que alberga hoy en día una estatua con su imagen que me hace recordarla cada que entro a la catedral… Me cae bien la doncella de Orleans. Dicen que en una ocasión, quizá en el juicio que termino en su muerte, le preguntaron; “-Juana, ¿estás segura que Dios te habla?- a lo que ella asintió y su interlocutor prosiguió. - ¿No es tu imaginación?- Pregunta a la que Juana asintió también. De que otra forma más original podemos entablar conversación con el Padre si no es haciendo uso de nuestros dones intelectuales más preciados, siendo mi predilecto La Imaginación.
 Recurrí también a algunos libros novelescos que me han gustado mucho y que se sitúan en las calles de París. Hoy voy a la mitad de la Biografía de Lestat, libro que se volvió uno de mis favoritos por su naturaleza escatológica y un tanto sombría; vampiros, inmortales, una nostalgia casi romántica por la mortalidad imposible de recuperar y la pregunta existencial circundante a un don (la inmortalidad) que no necesariamente lleva la maldad implícita en él. Dándole de nuevo lectura soy capaz ahora de evocar los escenarios, o de buscarlos a pie si no los conozco y fue por eso que hoy guitarra a cuestas me fui a probar suerte en las plazas pasando por el Palacio Real y por el Boulevard Saint Germain tan mencionado en la nóvela, otros lugares son comunes también pero los conozco de haber ido frecuentemente a visitarlos, como Montmartre, Ile Saint Louis (donde vivo), Les Innocents y la Place de Gréve.
...Por cierto, no hubo suerte en las plazas.
He tenido frecuentes tertulias con Fred el artista callejero que vive verdaderamente el oficio, se enorgullece de él y lo lleva a cabo con magistral dominio. En su opinión la calle es verdaderamente la vida y su sueño es sacarle brillo cautivando a quienes la recorren, largas han sido las charlas que a veces han terminado muy tarde a orillas del Sena yo con mi guitarra, él con su esferas de cristal, su diablo, o con sus pois (todas herramientas de malabarismo) y con la compañía de algún otro joven intérprete que se une con un acordeón o con un cajón peruano y no falta quien pone una botella de vino. Antier se nos unió Emma, una joven francesa que vive en la zona conurbana y que solo por cambiar un poco la rutina quiso pasar una noche en la capital sin planear antes el cómo o el dónde.
También apareció, o en su caso mejor decir reapareció, Erik;  joven del Saint Regis con el que también puedo pasar horas hablando y que había salido de la ciudad por una semana para olvidarse del trabajo y el bullicio turístico de la Isla. Ya antes lo he mencionado y es uno de aquellos con los que he entablado más charla y más relación amistosa.
Ya no son solo conocidos, se van volviendo colegas o camaradas y  quizá es por eso que la fortuna quiso que me quedara por lo pronto ya casi todo el primer mes en París, así pataleo con fuerza contra la corriente que me quería llevar de regreso a casa y me resisto solo lo suficiente para admirar y gozar de la vista de un mundo que por definición nos pertenece y conocer las calles que tal vez son lo que más podemos poseer de una ciudad, más incluso que la propia casa, la calle es nuestra, y del hambre que a veces trae no me olvidare pero tampoco la volveré a padecer y eso me lo puedo prometer. 
Y de la corriente que fluye a casa, a esa terminare por entregarme en cuanto acabe mi aventura en París, pues como dice la canción: "lo reclama el corazón".
Gracias por leer y prestarme tu atención, esto es lo que puedo decirte hoy, eso y pedirte tu oración como siempre.
Desde la Ile de France
Portami Via 

miércoles, 20 de abril de 2011

COMPLICACIONES

Miércoles 20 de Abril del 2011

A menos de una semana de cumplir el primer mes de la creación de estas crónicas y habiendo pasado ya 20 días  de mi llegada a París. La situación se vuelve complicada una vez más y honestamente debo agregar que me encanta.
Esta escala improvisada que ya me ha cambiado los planes varias veces evoluciona poco a poco y en resumen puedo asentar que he analizado las ventajas que puede significar permanecer en París hasta que salga mi vuelo rumbo a México o hasta que mis planes encuentren la forma de cambiar nuevamente. La decisión de quedarme aquí es en parte necesaria y en parte conveniente y surge de las limitantes y las oportunidades que se han ido postulando.
Si bien viajar es un anhelo que seguramente varios compartimos, creo que hay otras formas de vivir los lugares que se pisan. Hay muchos que pueden hablar de las ciudades por las que han “cruzado”, fueron solo de paso, estancias cortas meramente turísticas o culturales, quizá de negocios. Estas salidas le permiten al paseante maravillarse de todo lo que ve, saborear esa fugaz dulzura que sin excepción ofrecen todos los rincones del planeta. Pero qué hay de conocer una ciudad y ver cómo se va a dormir por las noches y como se levanta por las mañanas, pasearla hasta el cansancio y hasta el fondo.
Creo que en mi imposibilidad actual de moverme con holgada libertad por donde yo quisiera. Al menos tengo la posibilidad de insertarme estos dos meses en el ambiente parisino y no ser solo un intruso sino un alma más que necesita comer, dormir e ir al baño como todos los demás habitantes. Así lo viví en Israel logrando sacar enormes lecciones y puedo hacerlo también aquí. Es la oportunidad de hacer amistades mas solidas en vez de simples conocidos pues poco a poco he comenzado a entablar relación con algunas personas que aquí he topado. También es el poder decir que no solo conocí una región sino que la viví y en mi situación actual también puedo decir que la sufrí en cierta medida.
Pero bueno, poniendo fin a eso que por el momento solo es un feto de idea en mi mente. Comencé este episodio hablando de una complicación y esta se debe a que no estoy acudiendo por el momento al restorán donde había encontrado un pequeño trabajo. Si les interesa mi opinión, y asumo que así es pues están leyendo mi publicación, todo gira en torno a un descuido y a una falta de previsión e interés. Los dueños del restorán estaban ciertos de que contratar a una persona sin papeles era riesgoso y había que irse con cautela y he ahí el porqué la extrema precaución de que mis participaciones fueran solo en las noches. Aún así siguieron llenando la plantilla de trabajo pues siendo un restorán recién abierto, apenas están dando orden a su nómina de empleados pero no hubo por alguna de las partes el cuidado de verificar la legitimidad de la residencia de alguna de las empleadas o no se dio el tiempo de dejar todos los papeles firmados y en orden. Como consecuencia en cuanto hubo una inspección también hubo una multa y ahora hay una cierta preocupación a estar en foco de atención lo cual repercutió en mi cese de servicios al local.
Esto causa en mi una cierta molestia pues creo que era totalmente innecesario que fueran multados, si ya tomaban extremas precauciones en mi caso, no entiendo porqué fueron tan descuidados o confiados con los demás. Por el momento no hay remedio pero si algo de hambre y por eso he de regresar de lleno a la guitarreada callejera en lo que encuentro otro tronco al que agarrarme.
Hay un cierto gusto en esta situación que se vuelve a presentar y radica en que no me satisfacía el haber encontrado una solución tan cómoda, no es que sea masoquista ni mucho menos sino que este viaje es para pasar una que otra peripecia y aprender de ellas y desde mi punto de vista ninguna vida es tan interesante como la que se complica gratis un poco de vez en cuando. Al encontrar una fuente de ingresos pobre pero constante había comenzado a sentirme sin un verdadero reto aquí… quizá no debí pensarlo tan fuerte porque una vez más Dios no se hace sordo y respondió pronto cambiando mi situación una vez más. No me incomoda y aun no me preocupa, sé que no estoy solo y que tengo la fuerza y la inteligencia pongámoslas entonces en práctica.
Y cuando digo poner en práctica la inteligencia, no me refiero por supuesto a la compra de un reloj de cien euros que me dejaría en bancarrota sin saber que esa misma noche se acabaría mi fuente de ingresos. Aun así no me arrepiento, el reloj que adquirí fue fruto de mi trabajo y esfuerzo y consecuencia de haber mesurado mis gastos para ahorrar y conservar lo más posible, aunque ese ahorro bien podría valerme la comida de numerosos días.
Hace algunos años, 5 o 6, saliendo del colegio con mis compañeros, tomamos el transporte público y en algún momento sin que me diera cuenta la pantalla del reloj que tenía en ese entonces impactó con el tubo de pasamanos y se estrelló, retire los fragmentos astillados y confine al rincón del desuso al pobre reloj que me gustaba tanto y que me fue tan fiel. Desde entonces varias veces me privé del gusto de hacerme con otro pues otros gastos parecían más importantes o porque mi ritmo de vida me lucia ajeno a la necesidad de uno. Ahora tengo uno en mi muñeca izquierda una vez mas y lo disfruto enormemente así que en los días venideros quizá más de una vez tendré hambre, pero siempre sabré la hora y eso nadie me lo quita.
Esas son las patadas de hoy, por lo mismo de que el curso de eventos se estaba volviendo tranquilo y predecible no hubo publicación en varios días. Quizá le logremos dar un giro a eso y encontrar una pequeña aventura todos los días.
Me despido como siempre manteniéndote presente en mis oraciones y pidiéndote que hagas lo mismo por mí, desde París quedo de ti.
Portami Via 

jueves, 14 de abril de 2011

ROSARIO ROTO

Jueves 14 de Abril del 2011.
El día hoy sencillamente no se decidió ni al frio ni al calor así que optó finalmente por las medias tintas y con un sol intermitente la luz blanca no disperso un aire fresco que resultaba agradable al caminar por la Ile de France.
Hoy decidí amanecer tarde y levantarme sin prisas, poner un poco de orden en el cuartito de Rue Saint Louis en Ile y armar mi mochila con toda la ropa sucia que había ido acumulando en estos días con el fin de darle al fin una lavada y que de haberla pospuesto un día más me habría obligado a repetir alguna de las prendas. Cosa no muy recomendable pues todo aquel que dice que ha vivido, sabe que una prenda de ropa que ha sido colocada con otras ya sucias, adquieren un olor característico y no muy seductor.
Sabiendo ya que la zona en la que vivo actualmente es muy costosa, me encaminé hacia la casa de Bernard, pues allá todo parece un poco más económico y tras caminar una media hora llegué a la plaza de la Nacion y entré a una misión de apoyo a gente desfavorecida en la que ya estoy inscrito. Me di un regaderazo y disfrute de no uno, sino de tres vasos desechables del mejor té que había probado en 9 meses. ¿De qué era el te? No tengo idea la verdad pero puedo decirte que en verdad les queda muy bueno. Mientras me lo tomaba me senté en la sala de estar y leí un rato mientras dejaba que el té me ayudara a entrar en un estado de… ¿Cómo llamarla?, creo que podríamos decir que buscaba entrar en un estado de fodonguez que no había experimentado desde que llegué a París pues entre prisas, recorridos extenuantes y agobios, no me había permitido un momento de genuina pereza y eso que disfruto de manera peculiar esos breves instantes que la vida nos regala y que en mi caso particular me gusta que no sean tan breves.
Tras haber estado ahí un rato me incorpore y me dirigí a una lavandería de “auto service” que ya había ubicado en mi caminata matutina y me dispuse a dejar lavando mi ropa y tras hacerlo, salí a buscar una provisión de pan para dos o tres día ya que como mencioné anteriormente, en esa región de la ciudad es más económico. Ya con la ropa recogida y dentro de mi mochila regresé a la isla para acomodarla en uno de esos tendederos plegables que encontré dentro del cuarto mientras le daba una buena acomodada el otro día.
Con eso pude considerar la primera mitad del día realizada y tomé mi computadora con toda la intención de ir a la biblioteca pública de información del centro cultural Pompidou mas en el camino vi que dentro del café Saint Regis donde solía publicar antes estas líneas, estaba Erick; un joven que aunque trabajaba como mesero la primeras veces que vine, había sido ascendido y ahora ocupaba la gerencia del lugar. Un muchacho amable y que sabiendo de mi situación nada lujosa solía reducir el costo de mis consumos e incluso de vez en cuando invitarme uno que otro bocadillo o café. Pasé  con la mera intención de saludarle a él y a Rebeca, la guapa mesera que para mi enorme gusto habla español. Entre plática y plática aquí ando una vez más publicando desde el Saint Regis de París por cortesía de Erick a quien te suplico que tampoco olvides en tus oraciones.
Este es el clímax de la narrativa de hoy pues estoy a punto de explicar a qué se debe que haya tomado con actitud tan relajada este día y le haya degustado con calma y casi con delicadeza. Hoy es 14 de Abril, lo cual significa que un día como hoy pero de hace 9 meses tomé el avión que me alejó de todo lo que conocía y amaba para dejarme a merced de mis oportunidades para que me comieran vivo si no las aprovechaba solo contando para defenderme con mis sueños, anhelos y pericias.
Emprendí mi cruzada un miércoles 14 de julio del 2010 en un avión que, aunque debía hacerlo a las 22:00 hrs., salió a media noche mandándome muy lejos de casa y haciendo que esta fecha permanezca en mi mente y le recuerde y conmemore cada mes. Es por eso que fui tan permisivo conmigo.


Hoy tengo una maleta con aquello que me acompaña y viene conmigo y entre mis pertenencias viene mi música representada en una guitarra negra que con cariño me regalaron los que me llamaron “familia” mientras estuve en las tierras lejanas de Israel. Vienen conmigo los dibujos que habiendo salido de mi puño se volvieron más representativos para mí y muchas cosas más que acompañan usualmente a un viajero pero finalmente y muy simbólico quizá, entre mis pertenecías danza un rosario roto que tras ir y venir a mi lado y por el uso que en últimos días se había vuelto muy usual dio de sí mismo ayer y no he podido remendar, guardado para que las cuentas no se rieguen pues ya largo rato estuve en la plaza de Notre Dame recuperándolas todas y resguardándolo con sumo cuidado porque fue un regalo del día de mi confirmación por parte de una compañera de travesuras y vivencias de años atrás a quien amo profundamente y no quiero que nada le pase y espero en estos días poderle salvar la vida tanto porque no quiero perderlo, tanto porque lo necesito… me distraigo y pierdo la cuenta fácilmente.
Eso traigo conmigo aparte de recuerdos, memorias y uno que otro aprendizaje que tras nueve meses he conseguido apropiar a mi persona para renovarla un poco cada día.
Falta menos para el regreso, mientras recuérdame tal como te lo pido  menudo, tanto en sentimiento como en plegaria y como dice la canción; “Y tú y yo algún día nos habremos de encontrar. Mientras tanto cuídate y que te bendiga Dios, no hagas nada malo que no hiciera yo”.
Portami Via 

miércoles, 13 de abril de 2011

MOLE PAISANO

Miércoles 13 de Abril del 2011
Sin tener hoy una temática definida, daré comienzo a la redacción pertinente de las líneas de este diario haciendo constar que no tengo hambre (bueno, sí, pero podemos referirnos a uno de los postulados de la ley natural más contundentes; Yo siempre tengo hambre), no tengo frio y la estoy pasando fantástico. Podrías preguntarte a qué se debe si apenas hace unos días me estaba quejando contigo de las condiciones tan duras que parecía estar a punto de enfrentar, y es que Dios aprieta, pero no ahorca, y cuando decide ahorcar, no asfixia.
En resumen, tengo por fin una fuente de ingresos. Es poco, trabajare tres horas más o menos al día y es en la noche, más o menos de las 22:00 hrs. a las 1:30 hrs. Recibiré un salario de 7 euros la hora y una cena, lo cual se me hace estupendo, yo lo habría hecho tan solo por la cena.
No daré mucha información del lugar por la discreción pedida, quizá suene exagerado pero si mis benefactores están exagerando en bondades y riesgos por mí, no veo por qué no puedo yo exagerar en precauciones y cautelas. Describiré entonces las cualidades cuya mención es de naturaleza inocua.
La mano tendida pertenece a un matrimonio, ella es mexicana y él es francés, son jóvenes emprendedores que buscan hacerse de un huequito y que han construido a base de paciencia y esmero un local en el corazón de París. Amables y de naturaleza gentil no dudaron un segundo en aceptar mis servicios pidiéndome solamente que diera lo mejor de mí y que mantuviera una discreción cerrada, y eso es del todo entendible. Ya en mi anterior publicación había mencionado que dar trabajo a alguien en mis condiciones es inconveniente y no recomendable. Lo menos que puedo hacer es mostrar mi gratitud siendo un elemento excepcional en el trabajo.
El haber conseguido esta plaza laboral sencilla pero afortunadamente suficiente me llevó a una serie de debrayes que giraban siempre en torno a aquello a lo que un extranjero puede aferrarse en tierras desconocidas. Mi conclusión es en el caso particular de los mexicanos, porque no conozco a fondo la calidez fraterna de las demás culturas, y puedo decir que somos bien apapachadores en cuanto sentimos cerca la sangre de tierra azteca, o mixteca, o zapoteca, o mexica, u olmeca o cualquier tipo de ebullicioso mole paisano. Nuestro calor no se limita al compatriota sino que nos vuelve amables y buenos con las bienvenidas y las acogidas. Pero encontrarse a un mexicano, siendo mexicano, fuera de casa es casi garantía de solidaridad.
Hay sin embargo un bache en esta aseveración y es que las generaciones modernas están demasiado concentradas en la globalización y en la enajenación tecnológica y mercadológica y distraídos por cosas mas banales y externas a las raíces culturales de su suelo. Por ello quizá no pueda decirse que comparten esta calidad de calidez y no esperaría quizá la misma empatía de un joven.
Si yo me encontrara a un estudiante o turista de mi tierra en un país extranjero y me viera en situaciones de necesidad no podría decir con certeza que esta persona haría un genuino intento de ayudarme, sin embargo si a quien me topo es aun emprendedor, trabajador que reconoce una situación de necesidad porque la ha vivido, se puede seguramente confiar en que se pondrá en nuestros zapatos y tratara de mejorar nuestro estado de la forma en la que le sea más viable, con mucho o con poco pero dando lo más posible.
Este desarrollo de ideas te lo comparto para que en caso de que un día estés en apuros, Dios no lo quiera, sepas cual es el sector del que mas podrías esperar ayuda. Pero también te digo todo esto para que si un día es a ti a quien alguien recurre, no dudes en buscar el modo de sacarlo del apuro. Y no lo hagas por el “Hoy por ti y mañana por mí” que viene implícito por defecto, sino porque la caridad es un valor que se está filtrando con la muerte de los viejos y el nacimiento de los neo pobladores del mundo.
No eduquemos individuos, eduquemos humanos, la diferencia del término es que en la concepción actual, el individuo es aquel que se rasca con sus propias uñas, no cree si no ve con sus propios ojos y no da un paso si no ha ya antes revisado la solidez del suelo, aun a costa de haber mandado maquiavélicamente a alguien por delante. En cambio “Humano” sigue siendo una palabra de matiz genérico y que abraza a toda una masa que coexiste y se desarrolla en necesidad constante del vecino, porque bien nos lo decían en la escuela primaria; El ser humano es un ser social. No olvidemos ese concepto.
Hasta aquí llego por hoy, sintiéndome satisfecho de los que he ido descubriendo y aprendiendo pero cierto de que esta satisfacción se debe a la plena confianza en Dios de que estas patadas de ahogado que da este viaje me enseñaran aun mucho mas.
Teniéndote presente como de costumbre, me despido y te pido como siempre lo hago que no me olvides en tu plegarias, hare lo mismo por ti.
Portami Via 

lunes, 11 de abril de 2011

ENCHILADAS VERDES DE POLLO CON QUESO Y FRIJOLES

Lunes 11 de Abril del 2011 

México ¡qué bonito es! De verdad que si, con sus mágicos recovecos en ciudades tanto antiguas como modernas. Me viene de inmediato a la mente la ciudad de Morelia en Michoacán, ciudad de cantera rosa que con la lluvia suelta un aroma que poniendo mucha atención puedo percibir hasta acá. También me puedo acordar de la hermosa “Guanajuato” que está saturada de añejo en sus callejones y de leyenda por todas partes. Hermosas playas y místicas montañas que permiten a uno respirar el mismísimo alma del aire y escuchar las voces cantantes de los antiguos dioses paganos de la América precolombina.
Más, y con todo el pesar de mi corazón, debo añadir que en México tenemos también miseria y decadencia y una nube negra que envuelve no el ambiente, pues esta es otra, sino la atmosfera anímica que se vive. En México existe un sabor y un dejo de tristeza y nostalgia por lo que “no somos”, y para finalizar, solo un consulado mexicano puede responder de una forma tan deprimente ante una situación de necesidad.
No seguiré encarrerándome en este sentido que estoy tomando porque desde mi primera publicación aclaré que no era mi intención denunciar ni promover ninguna acción, ni condenar de cualquier manera una institución, pero entonces ¿a qué voy con todo esto?
Resulta que hoy me levante como a eso de las 7:00 am y me dirigí a las duchas municipales para darme un baño, estaba atestado y saturado, parece que a toda la isla donde vivo le toca baño los lunes. De cualquier modo llegó mi turno y entré con mi toalla, mi champú, mi jabón y mi zacate y Salí bien limpio. Me vestí rápido y me dirigí a mi cuarto para recoger las cosas que podría necesitar; Pasaporte, las llaves, mi cartera porque ahí tengo el resto de mis identificaciones un par de golosinas pues hay una cajita llena de ellas en un rincón y mi computadora porque dentro de la agenda de hoy tenía programado destinar un rato a conectarme a internet a escribir (cosa que estoy haciendo justo ahora).
Me puse pues en camino a “La Nacion” situada en la parte sureste de París, allá me encontré con Bernard, el buen panadero que ha estado al pendiente de mi desde que me encontró la noche del 1 de Abril en la glorieta de “La Mariana” discerniendo si ahí pasaría la primera noche en Francia.
Bernard había salido de la ciudad algunos días y aunque el siempre pasa a verme, esta vez le ofrecí ser yo quien le visitara, de este modo a eso del cuarto para las diez, estaba llegando a su casa que está a solo un par de cuadras de la glorieta. Me invito de desayunar un té y pan, finalizando con galletas con mermelada. No era algo muy consistente y continuaba siendo en esencia del renglón piramidal de los cereales, sin embargo acallaba mi hambre y por el momento eso me resultaba suficiente. Hablamos largo rato de temas que iban desde su trayectoria laboral y el tiempo que transcurrió entre que Bernard era el joven panadero para convertirse en el hombre retirado y satisfecho, hasta temáticas mas serias como la ayuda que podría brindarme en mi situación de crisis en París, y fue con esta última con la que nos retiramos y salimos de su casa y solo cruzando la calle encontramos un establecimiento de la municipalidad destinado a apoyo a gente necesitada donde hay regaderas, lavandería, café y sala de reposo. Todo es gratis aunque en horarios limitados; de 9:00hrs a 12:00 hrs y de 14:00 hrs a 17:00 hrs.
Ya con eso uno de mis grandes problemas estaba resuelto. Tenía donde dormir, ahora tenía donde mantenerme y a mis cosas en óptimo estado pero el gran problema seguía siendo la carencia de dinero y de comida. En mi calidad de turista conseguir un trabajo es algo que se debe considerar casi imposible pues la contratación de alguien que no tiene papeles para laborar puede repercutir en consecuencias graves tanto para el contratante como para el contratado, sin embargo es apremiante en mi caso conseguir algo que hacer para llevarme un pan a la boca.
Agradecido con Bernard por la atención prestada, me dirigí a la embajada de México para averiguar si había algún tipo de atención que proporcionar a mexicanos en apuros. Mi primera opción era el consulado pues son estos los que están destinados a resolver los asuntos de los individuos, ya que las embajadas se ocupan de los asuntos de estado y relaciones internacionales, la cuestión es que en internet encontré que el horario del consulado es de 9:00hrs a 12:00 hrs y para cuando me despedí de Bernard ya había pasado esa hora. Camine un muy largo trecho hasta la embajada que está en el extremo opuesto de París mas allá de la torre Eiffel y solo me encontré con el hecho de que tal como lo había ya imaginado, no podían resolverme de ningún modo, lo más que la secretaria de recepción podía hacer por mi era darme la dirección del consulado, pero como la dirección ya la tenía hasta memorizada, pues mi caminata a la embajada fue meramente cultural y deportiva. Quizá un único punto a favor de este desvío, seria que la secretaria me hizo saber que aunque a las 12:00 hrs cierra el consulado, hay gente trabajando hasta las 18:00 hrs, me pareció aberrante esta afirmación sin embargo esperanzadora pues significaba que aun tenía tiempo de encaminarme con esperanzas de resolver algo en alguna de las oficinas mexicanas hoy mismo.
Pues bueno, chulo servicio prestan nuestras dependencias en el extranjero. Una secretaria malmodienta sin llegar a grosera, pero muy poco acomedida. Pedí información acerca del programa de apoyo y acogida de mexicanos en el extranjero y creí que era una situación que tomaban en serio cuando me pidieron que pasara a una oficina en el tercer piso con el Lic. Martínez, pero des esto nada. El Licenciado cumplió con lo que según él es su deber en ese departamento, me dijo pues que no hay ningún apoyo a Mexicanos en el extranjero… entre una risa y un mal chiste acerca de cómo México funciona igual en todo el mundo. Eso sí, podía hablar a mis familiares para pedirles ayuda si la necesitaba y con mucho gusto me diría donde estaba la sucursal “Western Union” más cercana. Un tanto irritado pero sin perder la afabilidad, le pedí que al menos me dijera que tipo de asociaciones de apoyo a desamparados hay en París y lo que recibí fue una lista impresa de hoteles, departamentos, casas en venta, albergues para grupos (y que por supuesto cobran) y asociaciones que apoyan a mexicanos “que tienen papeles de residencia”. Esa es nuestra querida embajada mexicana y lo que casi se convierte en el sabor patrio del día de hoy, pero no lo fue, lo que le dio sentido al día fueron unas enchiladas verdes de pollo con queso y frijoles que estaban divinas.
Esto se debió a que saliendo del consulado tomé rumbo hacia el restorán de especialidades mexicanas “Anahuacalli”. Hable personalmente con el dueño, Claudio Rodríguez que resulto ser un hombre extraordinariamente amable, aunque así como era amable era mal hablado, que raro era escuchar el “cabrón” aquí y el “cabrón” allá, su acento que me pareció norteño era golpeado pero cálido y el señor Claudio mostro gran interés por mi situación aunque también una cierta pena por no poderme ayudar. Me comento que tras años de trabajo él había logrado levantar ese lugar y que estaba seguro que yo entendería el riesgo que le haría correr si llegara a sufrir una amonestación por irregularidades con los empleados. Me pareció justo ponerme en su situación y comprender que yo también pedía mucho. Me dijo que no podía mandarme a otros establecimientos pues sería lo mismo pero que como consejo podía decirme que le tirara a los restoranes recién abiertos y que corren menos riesgo de inspecciones; “Quizá uno de esos de haga un huequito, Pero ve ¡Plántate en el consulado!, ¡Duérmete ahí afuera! Es obligación de esos cabrones tranzas ayudarte, ya nos roban mucho, que te devuelvan un poco”. Obviamente no me voy a ir a dormir afuera del consulado pero con eso terminamos. Pidió en la cocina que me prepararan algo de comer para llevar y me dio unos centavos para que pueda salir del hambre en los días venideros.
Ese es el calor de patria que da gusto sentir, él cree que no me saco del apuro pero no sabe que los dos días que pase sin comer fueron horribles y que gracias a esas enchiladas ahora estoy de un increíble buen humor aunque no conseguí nada de lo que había buscado hoy en la mañana y si tengo el nombre de ese restorán que acaba de abrir y mañana iré a ver si hay suerte.
Agrego también que en mis caminatas titánicas por París, ilustrada abajo tan solo la de hoy enumerando los lugares a los que fui, he descubierto donde comprar comida muy barata y si me administro bien y como poco, ya tengo dinero suficiente para sobrevivir el resto de mi estancia en París de modo que de conseguir el empleo, puedo usar el ingreso para mi entrada al Louvre, pues no perdono esta visita a Francia sin ver las salas de ese museo al que añoro ir desde que era un niño, quizá me pueda comprar un reloj porque no tengo y sería muy útil, y mi entrada al cine pues quiero ver aquí en Francia la nueva de los Piratas del Caribe.
En fin, hoy no pase hambre, en un sentido relativo porque me está rugiendo la panza de un modo atroz, pero eso es normal y sé que puedo soportar, me animó mucho haber conocido al señor Rodríguez y el panorama pinta más prometedor.
La imagen que está abajo, es una visión satelital de todo París y enmarque mi recorrido de hoy enumerándolo.

1)      1)Mi cuartito en Saint Louis de Ile (Isla de San Luis), amo vivir ahí, es un gran rumbo.
2)     2)  La casa de Bernard cerca de la plaza de La nación a un lado de la glorieta de “La Mariana”.
3)     3)  La Embajada mexicana en París que está cruzando completamente la ciudad.
4)     4) El consulado mexicano en París.
5)      5)El Restorán Anahuacalli (que buenas enchiladas caray).
6)     6)  El centro cultural Pompidou desde donde te escribo hoy (mejor aquí porque es gratis).

Veremos qué sucederá mañana, gracias por leerme y acompañarme una vez más, cuando pienses en algo, ataja un segundo y piensa en mí, hare lo mismo y te tendré en mis oraciones.


Portami Via
 

domingo, 10 de abril de 2011

ES TURNO DE LA FAMILIA

Domingo 10 de Abril del 2011

Y porqué no dar hoy un lugar a hablar de la familia. Durante mi estancia de 8 meses y días en Israel me llamó mucho la atención el ver como a otros miembros de la pequeña gran familia que éramos, les afectaba la lejanía, hablaban constantemente con sus papás o comentaban alguna vez lo mucho que los extrañaban. En mi caso no me sentí mal por el hecho de estar ausente ni me pesó de manera particular estar tan lejano a mis seres queridos. Yo se lo atribuía a que la última fase que viví en México, estuvo llena de distanciaciones y de barreras y creí que habían dejado en mí la viciada costumbre de no ver hacia atrás.
En algunos casos particulares sí podía entrarme una cierta ansia después de días de no tener noticias pero era en casos aislados y muy localizados, fuera de eso me desenvolví fríamente sintiéndome a veces un poco culpable por ello. Tenía trabajo y tenía una pequeña comunidad con la que vivía y me hacían compañía, una muy grata y que amenizaba los días y me hacía sentir miembro de algo.
Hoy la situación es distinta, todo el tiempo vivido en Israel no reúne lo acongojado que mi corazón ha estado en tan solo 9 días en Francia. Lejos de todo, y completamente solo he notado como ahora si puedo resquebrajarme al pensar en la familia y en aquellos que están lejos de mi pero que seguramente me llevan a sus memorias constantemente. Tan solo imaginarme un abrazo de un ser querido me obliga a cerrar los ojos y no se diga rememorar sonrisas y desventuras, porque me entra una nostalgia que hasta un poco de pena me da aceptar.
Venir aquí fue mi elección y lo hice depositando mi espíritu en la acción renovadora de Dios y él se lo tomó muy a pecho y ahora me está reformando por completo. Aún no puedo decir qué sucederá pero hasta ahora he tenido deliciosos deslices de claridad y aunque suelen ir acompañados de situaciones no tan agradables como el hambre, el frio o el cansancio, al final las saboreo como algo que guardaré en mí para el futuro.
Este viaje se lo dediqué a mi Abuelita paterna, mi abuelita Malena que acaba de cumplir 90 añotes y en honor a todos los sueños que ella hizo prosperar en mi, y agradeciendo todo lo que de su compañía, consejo, historia y experiencia he sacado. Decidí  que este viaje debe unirse a una lista de aventuras como aquellas que ella realizo en tantos lugares y que me hicieron soñar con moverme por el mundo como si fuera dueño del mismo. Ella me ha motivado y hoy es buen momento para recordarlo.
Dentro de esta misma línea te cuento que en una conversación con mi tía Malena (hermana de mi papá, hija de mi abuelita), salió a colación el modo en el que he llegado a Francia a aferrarme de lo que surja poniendo todo mi esfuerzo, talento, inteligencia y sagacidad. Y cobra sentido y relevancia cuando pensamos y rememoramos que muchas décadas atrás mi bisabuela (abuela de mi papá) llegó a la Ciudad de México en una situación de completa dejadez a lo que se fuera disponiendo frente a ella, tomando las oportunidades y luchando por su hija, pequeña que años después se convertiría en una medico pionera y que a su vez seria punto de partida de lo que tras un par de generaciones repercutiría en uno de los eventos más importantes de la historia de la humanidad, hablo por supuesto de mi nacimiento.
Lo anteriormente mencionado viene a mi mente entre muchas ideas más que me abruman el día de hoy y que seguramente me seguirán azotando inclementemente en los días venideros. De ningún modo me arrepiento de haber hecho esta parada antes de volver a casa, y menos porque es gracias a esta estación que puedo reconocer que me faltaba luz para distinguir cosas que debía sacar muy del fondo de mi persona. Recordar mis raíces, luchar por un futuro y nunca soltar los vínculos que nos unen al calor de un abrazo y el cariño de un “te quiero”.
Una soledad nueva a la que no estaba acostumbrado me ha recordado lo indispensable que resulta en la vida tener a nuestro lado a nuestra gente y hoy lo reconozco y con orgullo lo digo. Soy amado y amo también y no veo llegar el día del reencuentro. Rostros en mi mente pasan sin detenerse, todos aquellos a los que no he visto en largo tiempo y que anhelo estrechar próximamente, la familia que se compone no solo de consanguineidad sino también de entrega e incondicionalidad y que a Dios gracias no ha sido poca en mi vida.
Mi familia es grande y desde mi madre que tanto me piensa y tanto me ama, mi hermana de la que tanto disfruto la compañía, inclusive mi padre con quien estuve distanciado desde hace ya un tiempo considerable y con quien ahora trato de rehacer una historia, pasando por todos aquellos que en ratos de veraneo compartieron sus vacaciones conmigo y que tengo el honor de llamar “primos”, mis tíos, abuelos, sin dejar fuera a los parientes que aparecen ya más alejados en el árbol familiar, recordando quizá a la Tía Tita que me enseñara con cariño y paciencia a teclear el piano hace muchos años y que hoy en paz descansa en la misericordia de Dios a quien siempre amó profundamente, mis amigos que también he llamado hermanos pues han mantenido su mano tendida siempre para mí y me han soportado cuando ningún otro lo hubiera hecho, hasta aquellos que aunque iba conociendo apenas antes de mi partida me han mostrado su interés y cariño en la distancia y se muestran pendientes y atentos, siempre vigilantes  a mi situación esperando que esté bien y dándome ánimos.
Esa es la gente que hoy extraño y que componen mi círculo y que lo mantienen siempre confortable para mí teniéndome en su corazón, de ellos me acuerdo hoy, a ellos ofrezco mi oración de esta noche. Pido por ellos, ofrezco los sinsabores de este viaje y agradezco tenerlos como luminaria guía en mi vida.
Ellos son mi familia y la enseñanza que se postula para quedarse largo rato impresa y que trataré de vivir y prodigar, es que nunca debes alejarte demasiado del hogar y menos si hay corazones latiendo por ti en casa, no se trata de mirar siempre hacia atrás porque ellos atrás no se quedan, avanzan contigo, quizá no en la misma vereda pero si en paralelo, siempre yendo codo con codo viendo hacia el futuro y amando hasta el límite.
Gracias.

Portami Via 

jueves, 7 de abril de 2011

EL HONOR DE INTERPRETAR EN LAS CALLES

Jueves 7 de Abril del 2011.
Me encuentro una vez más escribiéndote desde el Saint Regis de París, desde donde se me está haciendo costumbre publicar para ti, el ambiente es ameno, la música es buena y el café también, además hay un par de meseras muy lindas que motivan a uno a acomodarse plácidamente.
De este modo y sin más entretenciones comenzaré a exponer por escrito lo que te quiero decir.
Hoy hablaremos de lo que es ganarse el pan con una guitarra en la mano por las calles de París.
Antes que nada cabria comentar lo caro que es todo en estos rumbos, caro para nosotros por supuesto pues nos movemos con una moneda muy ligera que aquí no rinde, por su cuenta para los que viven y ganan en Euros, todo ha de resultar al alcance de la mano, por algo esta región del mundo se encuentra tan bien posicionada en el ámbito global de la economía primermundista. De norte a sur París está poblada de artistas y de enamorados y eso no es un mito de las novelas de Víctor Hugo, verdaderamente el ambiente arrabalero no se limitaba a un par de rastosos en la plaza de Coyoacán sino que aquí cobra un nuevo significado y se convierte en definición de vida con pincel, acordeón (guitarra en mi caso) o un sinfín de instrumentos de ejecución. La gente que vive de sus manos le da vida a las calles e impregna el aire con un aroma musical muy ausente en la contaminada Ciudad de México.
Pero no es suficiente un instrumento y hambre para que esto funcione, hace falta toda una actitud, todo un conjunto de cualidades que hace de los artistas callejeros el espíritu de cada puente, escalinata y rincón bullicioso y concurrido de la Ile de France.
Hoy después de haber disfrutado anoche de un espectáculo luminoso en la torre Eiffel me dirigí a la basílica del sagrado corazón (Sacre Coeur) donde esperaba entonar mis cantos traídos desde las lejanas tierras de Israel pues fue donde compuse las que casi en su totalidad componen el repertorio de canciones escritas por mí.
En vez de encontrar un lugar donde ejecutar, me topé con Yuri. Un joven carismático de Nápoles que con gran destreza congrego una masa de gente que yo solo habría podido soñar con reunir. Su carisma era inmenso y su habilidad de jugar con la gente también. He ahí la primera lección; El talento no hace al artista callejero sino la amabilidad con la que trata a la gente a la que después le pedirá su dinero.
La gente aplaudía y pedía más y el sonriente intérprete dominaba la situación con mas bromas. Y ahí escondido en ese punto está la lección número dos. A pesar de que Yuri dominaba perfectamente el francés, su número lo hizo en ingles pues no se dirigía a los franceses sino a los turistas: el idioma no es barrera.
Continué mi retorno al cuarto que por el momento llamo hogar procesando esta información cuando llegué al puente donde he rasgado mi guitarra las últimas veces y me encontré a Fred, un joven acróbata del sur de Francia que hizo su arte callejero durante tres años en Australia y que regresó a su nación para unirse al circo del sol de Francia (Cirque du Soleil). Hoy se gana los centavos alegremente, no muy contento de tener que recurrir a la amabilidad jocosa con el público pues él siente que eso lo convierte en una especie de payaso, sin embargo reafirma la importancia de la norma pues aun contra su gusto lo hace y no lo hace nada mal.
En contraste esta otro joven cuyo nombre no conozco pero que me he dado cuenta que no es del agrado de la comunidad de músicos y acróbatas pues acapara los lugares más estratégicos convirtiéndose en el único que saca provecho de los paseantes. Podría pensarse que es una estrategia inteligente pero no es así. Todos los demás se respetan, de una forma casi alegórica al honor, el derecho a tocar que tienen los demás y para acabar de llenar el vaso, este joven ni siquiera es bueno. Tiene la voz, tiene el instrumento e inclusive le apoyan un amplificador y un micrófono pero solo canta, no habla con el público, no llama la atención y no se congracia con sus colegas. Esa sería la regla que sigue; Hay que seguir un código de honor para con los homólogos.
Mañana será momento de poner en práctica aquello a lo que hoy le puse mucha atención y que espero me lleve a la realización de un “performance” más del agrado de los transeúntes.
A falta de un amplificador, un micrófono y temas conocidos usare la habilidad mucha o poca que pueda tener para contar historias y acomodar las palabras llamativamente pues con la vida que he tenido creo que ya tengo buenas historias que contar para entretener a un público que no quiere solo ejecutores, quiere descubrir la pasión detrás de aquel a quien han de regalarle una moneda… ese “aquel” quiero ser yo.
Por aquello de que todo saliera igual y descubriera que si es necesario un repertorio conocido, un amplificador y un micrófono portátiles, ya ubiqué un restaurant mexicano donde podre pediré trabajo con todos los dejos cruzados.
Espero no tener que hacerlo, esta vida de guitarra y pelo largo me gusta, me gusta de verdad. No para dedicarme a ella pero si para que me mate de hambre hasta que salga mi avión rumbo a México ya que teniendo ahora la posibilidad y la fortuna de estar aquí, no quiero dejarla pasar, lo que suceda después será distinto. Hoy quiero ser un hijo de la misericordia de París.
Eso es lo que tengo que decir acerca de mi aventura de hoy. Sigo maravillado y entusiasmado con esta idea y seguiré adelante. Tal vez no me dé el tiempo, las ganas o demás para hacer mi recorrido Odiseico pero ya me siento enriquecido con esta vivencia y no la olvidare jamás.
Gracias por leerme y acompañarme en mi regreso a casa con escalas. Después de todo, las patadas de ahogado que dio este fin del viaje si me dejaron sacar hasta el cuello para respirar y el aire de aquí es fragantemente delicioso.
Seguiré haciéndote saber de mi cuando sea posible y te tendré en mis oraciones. Te mando un abrazo descacahuesos patentado por mi y la promesa de un “nos veremos”.

Portami Via
 









martes, 5 de abril de 2011

Por las calles...

Para animarse un poco y perder el tiempo otro tanto.
Portami Via

París ... Al fin

Jueves 31 de Marzo del 2010
Regresando sobre mis pasos y releyendo mis propias líneas puedo darme cuenta de que esta semana ha sido rica en emociones y en aprendizajes. En solo horas estaré arrancándome de esta tierra que caminé y apropie a mí.
Hoy el día supo sabroso, como a porvenir. El “Adiós” protagonizo en competencia muy reñida con el “buena suerte”. Me despidieron calurosamente y viendo por lo que parecía yo necesitar apremiantemente, me regalaron una mochila de ataque que está verdaderamente cuática y viene con su tapete y con su sleeping; ahora si estoy listo para dormir en los campos elíseos. También hube de comprarle un estuche a la guitarra mulata que viene conmigo, así que me siento cada vez más cercano al momento de partir.
Lunes 4 de Abril del 2011
Ya estoy instalado en París y me siento mejor que nunca. Llegué de noche y un tanto preocupado por lo complicado que podría ser llegar a París desde el aeropuerto, sin embargo resulto ser más fácil delo que esperaba. Como habría sido de fácil en México, lo único que había que hacer era tomar el metro.
La complicación sin embargo estuvo en saber en qué estación bajarme. Ya había adquirido en el aeropuerto una lista de hostales que venían con su ubicación detallada en un mapa y con su número de contacto e información necesaria. Seleccioné el más barato y me encaminé al mismo. Di varias vueltas antes de encontrarlo, para este momento eran las 23:00 horas más o menos y París empezaba a dormitar. Me encontré con la “buena fortuna” de encontrar el hostal requerido sin una sola plaza para esa noche, eso me obligo a seguir a pie en busca de otro lugar donde pasar la noche. Mis pasos me llevaron a “La Nacion”, región de Paris ubicada casi en uno de los extremos. Ahí encontré una glorieta y estando yo falto de fuerzas me senté ahí a descansar un poco bajo la falda de “Mariana” que es el nombre del enorme monumento erigido ahí y que representa los valores de la nación francesa y que según me informé son: Fuerza, Justicia y algún otro más, no es la explicación más extensa que se podría haber esperado de mí pero honestamente en ese momento era lo que menos me preocupaba. Estaba pues sentado ahí en el césped observando la concurrida glorieta preguntándome a que se debía que a horas tan inapropiadas la gente se concentrara aun a estar vagando en la calle. Saqué la guitarra y comencé a tocar, los transeúntes aminoraban su paso y eso me dio mucho gusto, en mi nació la esperanza de ganarme una moneda esa misma noche.
Lo que vino fue mejor, uno de los paseantes de plano se quedo quieto, un hombre de entre 55 y 60 años que había estado dando vueltas alrededor del monumento de forma tal que yo llegué a pensar que era un cuidador, se acercó a mí y me saludo amablemente. De mi salió un saludo menos cortés que el suyo dado que me limité a decir “No hablo francés”. Entonces para mi sorpresa me dijo que él hablaba español, y en efecto, aunque no lo domina del todo, entiende y se da a entender bastante bien. Me explicó que la música le gustaba en demasía y me pidió si podía seguir tocando así que le di gusto arrancando de la guitarra algún conjunto de notas lo más armoniosamente posible… en otras palabras; Improvisé.
Seguimos hablando después de eso y le conté un poco del lugar del que venía y de las circunstancias que me habían llevado esa noche a encontrarme tumbado en el césped de una glorieta perdida en uno de los extremos de París. “La noche no es segura” comentó, y a eso siguió el ofrecimiento de pasar la noche en su casa.
Aquí interrumpo el relato para hacer una aclaración.
En mi recorrido por países extranjeros aprendí ya que si bien en casa te educan para no confiar en extraños, fuera del país de origen, es casi al revés. Por supuesto que hay que ser precavidos pero cuando uno se encuentra en apuros, será un extraño el que muy probablemente nos salvara el pellejo. Cautelosamente acepté la oferta y emprendimos la pequeña caminata a su departamento.
Bellamente decorado, era la residencia de un hombre soltero y tranquilo y que creo que además con un gusto muy fino respecto al arte. Una sola alcoba, un recibidor muy modesto y una sala de estar acondicionada con un gran sofá y dos sillas muy cómodas. Retratos en las paredes pintados al oleo y un librero surtido de un acervo de temáticas increíblemente variadas; Países del mundo, fotografía, música, arte, etc. Un comedor que al parecer se usaba rara vez y una cocina diminuta.
Bernard Calixte Gonon es su nombre y es repostero. Tenía una pastelería que acaba de vender y por ende esta de benditas vacaciones con bastante dinero para vivir solo y con mucho tiempo libre.
Preparó la cena y la sirvió en su sala de estar mientras veíamos un documental de Egipto y me lo iba traduciendo (aspiro a avanzar rápido con el francés, estoy poniendo todo de mi parte). Dormí en la sala enfundado en mi sleeping bag y a la mañana siguiente después de un modesto desayuno de té y pan salí a conocer y a ganarme algunos centavos con la guitarra.
Recorrí Paris de un extremo a otro con mi guitarra cargada de cosas y que ha de haber pesado unos 9 kg. Hice la travesía en poco menos de dos horas al regreso, no cuento la ida porque esa fue muy tardada pues fui bobeando cada 5 pasos.
Regresé con 6 Euros en la bolsa ganados en el jardín de Tullerias en frente del museo de Louvre y ya en casa de Bernard me disponía a salir de nuevo a la zona de “Republique” cuando fui cuestionado acerca de si ya había encontrado donde pasar la noche. Mi respuesta fue que justo a eso iba. Por su parte mi anfitrión hizo evidente su naturaleza de papá frustrada por la soltería pues tomó el teléfono y mi lista de hostales y comenzó a llamar uno por uno solo para decirme que los únicos que tenían cupo eran los más caros, los hechos se dieron entonces de forma que pasé una segunda noche en casa este desconocido que hace que todos los mexicanos parezcamos unas lacras de personas por desconfiados. A la mañana siguiente mientras desayunábamos me preguntó cuánto dinero esperaba gastar en hostales y contesté que lo menos posible y a esto siguió la entrega de mi actual residencia; Un horroroso cuarto lleno de triques sin luz ni bicho que quiera vivir ahí. Pero me lo ofreció gratis y está en un estupendo rumbo de la ciudad. Está en la Isla de Saint Louis y tengo el río Sena a una cuadra, Notre Dame a dos y todo lo que pudiera necesitar en mi misma calle (mayor información consultar Google Earth: Rue Saint Louis En L' ile).
Mis travesías a pie me llevaron a muchos museos de París, plazas, callejuelas, mercados, puentes, parques. Inclusive seguí un carnaval de percusionistas que me encontré en la calle y que me condujeron hasta el Centro Pompidou de arte moderno de París. Un recinto verdaderamente mágico lleno de expositores callejeros del arte popular. Nada más suculento para mi espíritu “Wanna be” bohemio.
Ahora estoy en el café Saint Regis situado sobre la calle en la que vivo, desde este café tengo soberanía visual del Río, de Notre Dame y de un carro negro estacionado enfrente del ventanal a mi espalda. Comí una papas a la francesa acompañada de un capuchino y me he ocupado en descargar las fotos que he tomado para subirlas a la red, cargar mi computadora y cámara que se habían quedado sin energía, redactar la entrega correspondiente (y que estas leyendo) de “Portami Via” y también he comenzado a plañera mi siguiente insensatez.
En unos días emprenderé una caminata digna de ser recordada y que seguramente lo será. Iré al museo de Louvre para tener eso seguro en mi historial antes de que cualquier eventualidad acontezca pues mi prioridad en este viaje es conocer sus salas. Ese ha sido unos de mis sueños desde creo ya hace mas de 10 años. Dedicare tiempo también a la guitarreada pues me estoy quedando rápidamente sin dinero y habiendo hecho estas dos cosas emprenderé el recorrido de París a Roma a pie. La ruta que estoy armando pasara por Alemania y quizá por Austria y aunque no me puedo detener mucho en estos países no puedo perder la oportunidad de ir a Viena, cuna de las composiciones de música culta más relevantes del mundo. Esta idea ha de sonar verdaderamente descabellada sin embargo como ya había mencionado alguna vez, tengo una carga peculiarmente inusual de ideas insensatas pero también la juventud, fuerza e inteligencia necesarias para llevarlas a cabo.
Una vez más te pediré que me mantengas en tus oraciones, esta aventura comienza apenas y me falta mucho por hacer, pide para mí un kit de sabiduría y locura para que se me ocurra lo que a nadie antes y consiga lo que ninguno hasta ahora.
Portami Via