jueves, 26 de mayo de 2011

LA PROGENIE DE ADÁN

Jueves 26 de Mayo del 2011




Trágica es la historia de aquella pareja que vivía dentro del cálido amor del Padre y que se vio privada de las gracias divinas que les rodeaban por haber transgredido el espacio que ellos llamaban hogar. Para muchos quizá el castigo fue peor que el crimen pero hoy por hoy ¿Qué es lo que vemos? Lo que se vive en cada rincón habitado por el hombre es un sinfín de delitos que agreden y destruyen esta tierra a la que fuimos confinados. Se roba lo que nos es negado, se envidia lo que nos es ajeno y se corrompe o destruye lo que nos es incomprensible. Hasta aprender a vivir en las normas de la caridad y el respeto al entorno y aprendamos que ya no hay mas manzanas de sabiduría que robar, viviremos así. La posesión de una nos enseño que así como se puede amar, también se puede maltratar y ahora lo hacemos como si fuera un deporte.

El hombre es desde entonces ciego a los dones y se complace en llorarles cuando estos se han ido, no se detiene a ver la belleza cuando esta invita a ser disfrutada, al contrario se viola, se corrompe o de denigra lo bello cuando se encuentra y queda reducido a menos que un recuerdo, se convierte en el nuevo trauma o en la nueva cicatriz del orbe.

La campaña en contra de la institución del reino del equilibrio se remonta a los principios de una especie y nos podría llevar a olvidar o a perder todo lo que hemos logrado generar cuando de entre nosotros ha nacido un ser capaz de sensibilizarse en la creación estética o simbólica a base de un oficio manual de piezas que perduran como iconos de épocas o de ideas.

A pesar de ser progenie de la misma ¿Te pareceré extremista si hablo de la naturaleza de nuestra especie como algo nefasto, cruel, impío, déspota, corrosivo, virulento y destructivo? ¿Me llamaras lunático o soñador sin piso si te digo que me entristece ver día con día el vandalismo espiritual y físico que nos rodea? O quizá te conformes con burlarte de mi necesidad de quedar ebrio por la vista y anonadado cuando descubro algo nuevo y hermoso, Despreciaras mi carencia de fuerza al contener un interno sufrimiento y llanto ante la brutalidad con la que arremetemos egoístamente en pos de lo que creemos desear solo para descubrir después que no nos satisface y buscamos algo nuevo que transformar en cenizas.

Cierto es que no somos así porque queramos, y cierto es que el corazón no es negro desde el fondo o al menos no es común que lo sea, la contaminación se contagia y crece y es más fácil dejarse infectar que luchar en contra de lo negativo y no todos tienen el coraje, el criterio y la conciencia necesarias para convertir cada acción y palabra en una vacuna. Por eso algunos hablamos de estos temas cuando esperamos que alguien nos escuche y es por eso que no considero una pérdida de tiempo comunicarte mis pensamientos y sentimientos, lo plasmo hoy de manera legible porque no puedo luchar yo solo contra el mundo, ni siquiera puedo luchar solo contra mí mismo en todas las ocasiones en las que debo batirme en duelo y derrotar mis impulsos más profundos.

Sé que cuando me veas débil me socorrerás y de ese modo te invito a que conozcas lo que estoy por decirte, lo que nace de mí conciencia a favor del mundo y quiero que hagas algo tú también, no sabría decirte ni por donde comenzar, es un hecho que el inicio estaría dentro de ti pero el cómo lo decidirás tu. Yo restauro lo que veo roto y por añadidura evidente procuro no romper nada y responsabilizarme de las grietas que he formado pero si sé que tu también luchas codo con codo a mi lado mis fuerzas se incrementaran enormemente y la tarea será más fácil ya sea porque nos auxiliamos mutuamente o porque al menos al pensar como yo, serás un agente menos contra el que romperme la cabeza.

Así pienso yo y frecuentemente llega a mi mente, solo para atormentarme, la visión del daño que hemos causado y es inevitable que me enoje y perciba la rabia hirviente que quema mi ser por dentro.

A pesar de que todos los días en las calles noto algo referente a las actitudes de las que te hablo, sentí la imperiosa necesidad de dedicar unos renglones a esto gracias a o por culpa de mi salida de este fin de semana en el que fui con el clan piscológico a la región del río Loira montados en Óptimus (el vehículo transformer genial que convierte en lo que le pidas). En el Loira está una ruta de castillos sencillamente fenomenal, variados en estilos, épocas y diseños gobiernan la orilla del rio y de sus vertientes con soberanía absoluta del paisaje. Estuvimos en la ciudad de Bloise que queda partida en dos por el caudal denominándose como la ciudad del norte y la del sur, Amboise donde tuvo su última residencia el brillante Leonardo, también ya adentrados en las verdemente pobladas orillas del  Loira visitamos el castillo arquitectónicamente excelso de Chambord que se hizo célebre por ser propiedad del rey Francisco I que no nos deja olvidarlo pues su “F” inicial esta en cada rincón multiplicada por millares haciéndome solo sentir un poco de pena por el artífice de tan repetido símbolo, y ojala fuera ese el más elaborado pero la salamandra que representaba a aquel rey se encuentra en igual número y esta además tiene un detalle exquisito en el acabado y encuentras cada uno de los reptiles de piedra en curiosas posiciones (obviamente porque hacerlos todos exactamente iguales a mano habría sido una proeza inalcanzable), unos escupen agua apagando el fuego del mal, otros engullen el fuego del bien alimentándose de él y a la vez atizándolo, todo esto girando en torno a la consigna personal del reinado en turno: Nutrisco et extinguo” (“alimento y apago”).

Otra de nuestras paradas fue el castillo de Chenonceau, antiguo hogar en orden de sucesión, de un sinfín de damas de toda clase, desde amantes favoritas de un rey hasta notables miembros de casas nobles de antaño y que como casi todos los recintos notables sufrió de remodelaciones, ampliaciones y parches con cada ocupante, todo fuera porque fuera verdaderamente del agrado de residente. En una de esas intervenciones de carácter albañilezco se agrego al castillo una enorme galería que tiene la gracia de reposar sobre el rio elevada con unos arcos dentro de cuyas columnas se encuentra la cocina. La vista que se obtiene del castillo desde uno de sus jardines (porque habitado por casi puras mujeres cada uno mando hacerse su propio jardín en los enormes terrenos) es el deseo de todo pintor y aunque ya no tenía batería en mi cámara desde hacia una media hora atrás, le di cargas de polaridad frotando mis palmas y dándole infusiones imaginarias de energía no encontrando como hacerle un RCP y asimismo con las manos juntas eleve una plegaria; Paz mundial, un taco pa esta noche y una última foto. Solo se me hizo valida la foto pero era en realidad la apremiante.

No me detendré en detalles como en la publicación anterior, este capítulo tendrá un carisma de otro estilo, ciertamente el viaje estuvo muy interesante históricamente y tome fotos como enajenado hasta que se me acabo la pila pero enfáticamente te digo y remarco que fueron los muros de Chambord los que no puedo sacar ahora de mi mente, y como escribo lo que pienso hablaremos de eso, o mejor dicho, con eso empezaremos porque es solo el punto de partida para toda la disertación.

Salía yo a una terraza que comunicaba dos alas del castillo en el segundo piso e iba genuinamente absorto en los muros exteriores y las escaleras que subían en caprichosas vueltas cuando vi algo que me pasmó y me hizo enfurecer y a la vez quedar horrorizado. En la pared de yeso a lo largo de todo el corredor había un sinfín de heridas en la piedra, tallones hechos con llaves, monedas, navajas o cualquier otro instrumento punzocortante. Había nombres escritos, frases en distintos idiomas, inclusive reconocí en hebreo tres nombres.

Ya minutos antes me había incomodado notar como la gente hacia caso omiso de las indicaciones y activaba los flashes de sus cámaras sin ser siquiera consientes del daño que ocasionaban a esas obras de las cuales muchas habían rebasado ya el medio milenio. No dudo que más de un visitante siendo peculiarmente ignorante o estúpido pensara que era molesto tener que activarle la función luminosa a la cámara cada que entraban a una habitación donde la luz era débil sin pensar que la obstrucción de la luz era intencional y que las habitaciones más oscuras eran las que más eran propensas al daño por su fotosensibilidad. Por dentro hacia una rabieta y ponía cara de puchero, no se diga si veía que tocaban los tapices del siglo XVI, algunos ya terriblemente dañados por el tiempo, humedad y la luz que les había sometido al brillo y esplendor por siglos y que hoy les hace lucir tristes mientras sobreviven en la oscuridad siendo presa de cretinos neandertales con tecnología y recursos para viajar.

Ahora bien, en el pasaje exterior donde vi el muro mancillado no pude sino acercarme y ver las heridas, puse mi mano en ellas sabiendo que nada ocurriría , sabiendo que era piedra y que mi contacto no le restauraba de ningún modo pero deseando que algo, no el edificio porque no siente ni sabe, no el tiempo pasado porque esa es una noción que inventamos nosotros, no el constructor que está muerto y o en la gloria de Dios donde ya una piedra no importa o en el infierno donde el vandalismo le ha de parecer algo insignificante como para ponerle atención comparado con lo que sea que este padeciendo, no, quizá algo en este mundo sentía dolor, quizá hay algo que es demasiado noble y manso como para levantarse contra nosotros pero demasiado poderoso y por eso inspira, siembra la semilla del ingenio y nos da el maravilloso don de crear… deseando que ese algo estuviera en paz un segundo si es que era posible. Quizá no es nada más que mi conciencia herida anhelante de no estar sola en un mundo indiferente, anhelante de ser militante de una red de motivación colectiva y no una rareza soñadora e insignificante ante la mole de la destrucción de nuestra raza.

¿Entiendes ahora un poco más acerca de lo que te decía al principio? ¿Tiene más sentido para ti ahora mi intención de estudiar todos los aspectos de la restauración del arte? ¿Y entiendes que podría estar del lado de la ecología o de la filantropía pero prefiero cuidar casi con ternura los vestigios de la cultura? Te hablé desde la primera publicación acerca de esto y no ha hecho más que cobrar sentido y reafirmarse y mis visitas al Louvre solo hacen que me sienta pequeño rodeado de todo lo que “ese algo” tiene que contarnos acerca de magnificas épocas donde la gente era apestosa y maloliente, pobre y enfermiza y donde la mortalidad de las ciudades era lo que hoy es aun juventud o madures no muy entrada pero épocas en las que el hombre era más feliz y más noble, mas amigo del entorno y menos adicto a su megalomanía, menos indiferente a lo que ocurría con todo lo demás.

Yo, intente lo que intente soy Adán, hijo de Adán y hermano de Adán y no soy diferente a quienes me han precedido y por eso quiero hacer algo, porque si el niño que vendrá de mi está condenado a ser como mi padre y mi abuelo y de ahí para arriba sin fin, entonces no hay nada que hacer, pero si consigo abrirle la puerta a un mundo donde él es el invitado y no el amo quizá haya esperanza.

Algo queda muy claro, la entropía es irremediable, o como lo entendí de haber leído a Isaac Asimov y su “última pregunta” solo las facultades de un Dios podrían encontrar el modo de revertirla, pero el hombre no hace más que acelerarla.

Por nuestra avaricia perdimos el Edén donde el desgaste y la muerte no tenían acceso y no hablo de un reino de los cielos donde el creador se paseaba disfrutando del aroma de las flores y del amor que sentía por sus criaturas, hablo de la condición, del estado donde la pena era desconocida hasta que el hombre se percató de que con su inteligencia podía más que sobrevivir, el hombre descubrió su capacidad de sobresalir y un día comenzó a confundirse y creyó que dominar y someter eran sinónimos y lo que no está a su disposición queda apartado si bien le va, reducido en general o destruido si su exposición al hombre es prolongada.

 Sin embargo había un consuelo para el nuevo orden mundial que estábamos creando una vez que se dejaron atrás los modos de producción tribales y comunitarios, teníamos un mundo nuevo con fragancias y colores que disfrutar, vegetación de frutos sabrosos que degustar e incluso una fauna que se ofrecía a nosotros con sus sabrosas carnes jugosas y teníamos la brisa, el amanecer, los campos, el mundo entero con sus escenarios de ensueño y aunque suena ahora increíble; inteligencia para gozar de todo. A cambio del edén una cornucopia, copia del jardín del paraíso.

Me queda una semana antes de regresar de mi exilio y más que nunca creo que mis ideales de honor, belleza, amor, arte, sueños, futuros prometedores y amistades eternas, lealtad, valores espirituales y fe son necesarios para mi vida y me siento más obligado que nunca a triunfar y a luchar porque puedo hacer algo sino para mi, si para los que vendrán detrás… y si no puedo prepararles el camino, al menos podre enseñarles a respetarlo, a respetarse y a pasar el dato a quienes les sigan a ellos.

No soy un bohemio idealista, ni soy un poeta de amores, ni desarrollo el arte de ninguna manera memorable, pero si tengo en mis manos y en mi corazón lo suficiente para creer y soy de una especia muy rara que cree que mas que ejecutar un oficio, vale salvar el testimonio que en un futuro nos podría ser muy necesario para salvar un porvenir. Que la definición de belleza no se olvide y que el concepto de historia no se pierda porque solo estos dos entes saben en realidad lo que es la inocencia y de esa ya no tenemos mucha.

Debo irme, vienen días emocionalmente fuertes porque es hora de despedirme de París, es hora de el siguiente salto y la siguiente aventura, es hora de continuar y es hora de que las piezas del tablero se muevan de nuevo, queda prohibido recostar al rey. 
Cuídate mucho, reza por mí, ahorra para invitarme algo de comer a mi regreso y hagas lo que hagas llega lejos… y si es divertido, Portami via (llévame lejos/ Llévame contigo).

Desde París.
Portami Via

1 comentario:

  1. “…inspirado esta noche has estado…” como dijera el poeta. Yo lo corrijo, y le digo que no sólo esta noche.
    Tu conciencia puede estar herida, pero no está sola, en un mundo indiferente; habemos muchos que compartimos esta herida y esta intención de no quedarnos quietos.
    Serás un gran restaurador, de todo lo que pongas en tus manos, en tu mente y en tu corazón. Nos recordarás la definición de belleza, nos ayudarás a reencontrar el concepto de la historia y si tenemos suerte, recuperaremos un poco de inocencia. Vive a plenitud los momentos que te restan de esta experiencia, para que queden en ti grabados eternamente. “Queda prohibido recostar al rey”. Mi bendición te acompaña siempre y para siempre.

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